"A sus 25 años, F. E. B. tiene dos grandes obsesiones. La primera era el
ejercicio físico. Prácticamente todos los días acudía a un parque de la
localidad madrileña de Parla, donde residía, para hacer deporte. Corría,
hacía flexiones, reptaba por el suelo con los codos como los militares y
utilizaba una barra para hacer suspensiones con las que mejorar su
condición física. Un esfuerzo con el que supuestamente quería poder
acometer la que era su segunda obsesión, hacer la yihad.
Convertido desde hace tiempo en lo que los expertos de la lucha antiterrorista denominan un "soldado virtual" del Estado Islámico (ISIS en sus siglas en inglés),
encarga de difundir a través de Internet el ideario terrorista para
captar nuevos adeptos, F. E. B. había dado en los últimos tiempos un
paso más. En sus contactos con otros presuntos yihadistas asentados
fuera de España, llevaba tiempo anunciándoles que quería convertirse en
"un mártir para alcanzar el paraíso". (...)" (Óscar López-Fonseca, El País, 22/12/19)
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