"Lysol”. “Inyéctate desinfectante”. “No bebas lejía”.
“Desinfectante”. Encabezada por la popular marca de productos de
limpieza, así lee la lista de las tendencias en Twitter en Estados
Unidos el viernes por la tarde. El cachondeo general obedece a la última incursión de Donald Trump en las procelosas aguas de la ciencia.
El
jueves por la tarde, en su rueda de prensa diaria sobre la evolución de
la crisis del coronavirus, el presidente se preguntó si no sería una
buena idea inyectar en el cuerpo de los pacientes de covid-19
desinfectante o golpearlo con una “tremenda luz ultravioleta”, dada la
eficacia de uno y otra a la hora de liquidar al patógeno.
La
comunidad científica ha salido en tromba a alertar a la población
contra el peligro de tomar al pie de la letra las palabras del
presidente. Y hasta la compañía Reckitt Benckiser (RB), fabricante de
populares productos de limpieza y desinfección como Lysol y Dettol, ha
emitido un comunicado desaconsejando dichos experimentos: “Debido a la
reciente especulación y actividad en redes sociales, se ha preguntado a
RB si la administración interna de desinfectantes puede ser apropiada
para la investigación o su uso como tratamiento para el coronavirus.
Como líderes globales en productos de salud e higiene, debemos dejar
claro que bajo ninguna circunstancia deben ser administrados nuestros
productos desinfectantes al cuerpo humano, sea por inyección, ingesta o
cualquier otra ruta”, dice el comunicado.
Las autoridades
de emergencias del Estado de Maryland han enviado una alerta a los
ciudadanos para pedirles que no beban desinfectante, después de haber
recibido más de 100 llamadas preguntando sobre su posible consumo como
tratamiento para la covid-19. “Este es un recordatorio de que bajo
ninguna circunstancia ningún producto desinfectante debería ser
administrado al cuerpo, vía ingestión, inyección o cualquier otra ruta”,
ha tuiteado la agencia de emergencias, sin ofrecer más detalles tampoco
sobre cuál es esa “cualquier otra ruta”.
El cirujano
general de Estados Unidos, Jerome Adams, portavoz de Salud Pública del
Gobierno federal, se ha visto en la obligación de advertir a la gente
contra la automedicación. “Un recordatorio para todos los
estadounidenses”, decía este viernes por la mañana en Twitter. “POR
FAVOR, hablen siempre con su profesional sanitario antes de
administrarse cualquier tratamiento o medicamento a ustedes o a un ser
querido”. Aún más explícito fue el servicio de emergencias del Estado de
Washington, en su advertencia difundida por Twitter el jueves por la
noche: “Por favor, no coman pastillas de detergente ni se inyecten
ningún tipo de desinfectante”.
Las redes sociales y televisiones se han llenado de aclaraciones por
parte de la comunidad científica. “Para quien necesite escuchar esto
esta noche: los productos que usas para matar directamente virus y
bacterias normalmente matan células humanas sanas también”, decía en Twitter el doctor Ryan Marino,
experto en toxicología de los hospitales universitarios de Cleveland.
“Por favor no hagan eso. Atentamente, todos los toxicólogos”, tuiteaba
el profesor de Harvard Bryan D. Hayes.
“Inyectarse o ingerir cualquier
tipo de producto de limpieza”, recordó el neumólogo Vin Gupta en la NBC,
“es un método habitual para las personas que quieren matarse”. El
asunto no lo podía dejar escapar el rival demócrata de Trump en las elecciones presidenciales del próximo noviembre, el demócrata Joe Biden. “No me puedo creer que tenga que decir esto, pero por favor no beban lejía”, tuiteaba.
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Kayleigh McEnany,
ha tratado de salir este viernes al paso de las críticas. “El
presidente Trump ha dicho repetidamente que los estadounidenses deben
consultar con médicos acerca del tratamiento del coronavirus, algo que
enfatizó de nuevo durante su rueda de prensa de ayer. Son los medios los
que irresponsablemente sacan de contexto al presidente Trump y publican
titulares negativos”, asegura.
El propio presidente ha
asegurado este viernes a los reporteros que lo que dijo era una broma.
“Formulaba la pregunta de manera sarcástica a los periodistas como
vosotros, solo para ver qué pasaba”, ha dicho. Pero ni el contexto ni el
tono parecen corroborar la versión oficial ofrecida a posteriori.
“Supongamos
que golpeamos el cuerpo con una tremenda luz ultravioleta, o
simplemente con una luz muy poderosa”, dijo el presidente el jueves,
después de que Bill Bryan, director de la División de Tecnología y
Ciencia del Departamento de Seguridad Nacional, llevara a cabo una
exposición sobre determinadas medidas para evitar la propagación del
coronavirus.
“Dicho eso, supongamos que traes esa luz dentro del cuerpo,
a través de la piel o de alguna otra manera. Después veo el
desinfectante, que lo deja K.O. en un minuto, ¿hay alguna manera de que
podamos hacer algo así mediante una inyección? Porque ves que entra en
los pulmones y hace un daño tremendo en los pulmones, así que sería
interesante probarlo”.
Lo cierto es que no se trata de la primera vez que el
presidente Trump prescinde sin complejos del rigor científico en sus
comparecencias ante los ciudadanos. Dijo que el virus desaparecería
“milagrosamente” con la llegada del calor, ha dado pábulo con anterioridad a hipótesis científicas no contrastadas,
y los peligros son evidentes. Un hombre ya falleció en marzo, en
Arizona, al automedicarse con una sustancia para peceras que contiene
hidroxicloroquina, el mismo principio activo que el fármaco antipalúdico
cuyo uso contra el coronavirus, no respaldado por la ciencia, el
presidente promovió alegando que “no hay nada que perder”.
Este
mismo viernes, la Administración de Alimentos y Medicinas (FDA, por sus
siglas en inglés) ha advertido de que la gente no debe tomar cloroquina
o hidroxicloroquina para tratar la covid-19 fuera de un hospital o un
ensayo clínico, alegando informes de “graves problemas de ritmo
cardiaco”. “Continuaremos investigando los riesgos asociados al uso de
hidroxicloroquina y cloroquina para la covid-19, y cuando tengamos más
información la comunicaremos públicamente”, explica la agencia." (Pablo Guimón, El País, 24/04/20)
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