"Alexandre Callet, el propietario del restaurante parisino Les Ecuries de Richelieu, se
ha tomado aquello del derecho de admisión muy a pecho y, mientras
permite la entrada a los perros, ha prohibido nada más y nada menos
que el acceso de banqueros a su establecimiento de lujo. ¿El motivo?
Afirma que le han tratado “como un perro“. Amor, con amor se paga.
El hostelero francés, de 30 años de edad, tomó la polémica decisión tras serle denegada la solicitud de un préstamo
de 70.000 euros para abrir un segundo restaurante. Algo que, en
principio, era hasta cierto punto incomprensible dado que el volumen de
negocio del establecimiento había sido de 300.000 euros en 2015.
Tras recibir la noticia, Callet decidió colocar en la acera una
pizarra en la que, en lugar de las ofertas o el menú de día, se lee: “Los perros son bienvenidos. Banqueros prohibidos (a menos que paguen 70.000 euros como derecho de entrada)” (Públco, Strambotic)
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