17/7/25

Amnistía Internacional ofrece cursillos de derechos humanos a los ultras “para que se adapten a nuestras costumbres”... “Quizá salir a cazar personas es algo que consideran una tradición ancestral, pero no es legal ni aceptable en nuestro país y lo mejor es que lo aprendan por las buenas, por la vía del diálogo y la educación”... “Aquí la gente tiene empatía, entonces los que no la tengan, que se vayan. O abandonan sus costumbres salvajes, o tendrán que irse. No hay más”, dicen algunos ciudadanos españoles... “Aquí tenemos unas costumbres y es verdad que a mucha gente le cuesta adaptarse a ellas, pero no podemos darles la espalda: no van a integrarse solos, necesitan ayuda”, dicen desde la ONG (El Mundo Today)

 "Viendo que hay gente que quizá por venir de orígenes ultras no es capaz de abandonar su inclinación a la violencia y de aprender a convivir con los demás, Amnistía Internacional se ha ofrecido a impartir cursos de derechos humanos a fin de intentar, a la desesperada, que los ultras y violentos que están provocando altercados en diversos municipios españoles se integren de una vez. “Aquí tenemos unas costumbres y es verdad que a mucha gente le cuesta adaptarse a ellas, pero no podemos darles la espalda: no van a integrarse solos, necesitan ayuda”, dicen desde la ONG en referencia a las personas a las que les está costando desprenderse de su racismo. 

“Quizá salir a cazar personas es algo que consideran una tradición ancestral, pero no es legal ni aceptable en nuestro país y lo mejor es que lo aprendan por las buenas, por la vía del diálogo y la educación”, insisten desde Amnistía Internacional, donde aún creen que estas personas realmente pueden aprender a convivir entre nosotros. En los cursillos a pie de calle que pretenden impartir se enseñará qué es la empatía, el respeto y la dignidad, para pasar luego a los derechos humanos básicos (derecho a la vida, a la no discriminación, a la igualdad ante la ley, etc.).

Aunque muchos ciudadanos consideran que estas personas lo mejor que pueden hacer es marcharse porque “es evidente que no van a aprender a comportarse jamás”, la ONG considera, quizá ingenuamente, que podrán entender fácilmente lo que son los derechos humanos y que estos son universales. “No podemos tirar la toalla”, dicen desde Amnistía Internacional sin perder la esperanza.

“Aquí la gente tiene empatía, entonces los que no la tengan, que se vayan. O abandonan sus costumbres salvajes, o tendrán que irse. No hay más”, dicen algunos ciudadanos españoles, hartos de  las personas que degradan la convivencia y creen que la calle es suya. 

Desde Amnistía Internacional se han ofrecido también a dar cursillos no solo a los ultras que generan violencia en las calles sino también a todas las figuras políticas que necesiten aprender o reaprender “nuestras costumbres basadas en la repulsa de la xenofobia y en la defensa de la justicia y la libertad”.         (El Mundo Today, 16/07/25)

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