"La entrevista se produjo hace varios
meses, pero fue conocida ayer. Un canal griego envió a una periodista a
Argentina y ésta entrevistó al ministro de Economía, Hernán Lorenzino.
Todo parecía transcurrir con normalidad hasta que a la reportera se le
ocurrió preguntar por la inflación. O sea, el fantasma de la inflación.
En Argentina, la oficial ronda el 10%, pero los sindicatos firmaron el
año pasado acuerdos salariales superiores al 20%. Este año reclaman
entre el 25% y el 30%. Los sindicatos no creen en la inflación oficial y
el Fondo Monetario Internacional.
Por eso, este organismo emitió el
pasado febrero su primera declaración de censura a un país.
Y advirtió a Argentina de que tiene de plazo hasta el 29 de septiembre
para arreglar "la falta de precisión" de sus estadísticas. Con esos
antecedentes, veamos lo que ocurrió en la entrevista.
La periodista plantea:
-Tengo una pregunta muy sencilla para usted, que parece muy complicada estos días. ¿Cuál es la inflación de la Argentina en estos momentos?
-Las ehh... las estadísticas oficiales de... de Argentina registran mes tras mes la inflación y ésa es la inflación con la cual…. Es la única inflación posible… el único, eh... eh... la única oficina pública.. eh... encargada y con capacidad técnica para medir... eeeh... la... cualquier estadística es el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos que depende del Ministerio de Economía.
-¿Pero cuánto es?
-A ver.. el... la...
-En este momento.
-Creo que el... acumulado de estos 12 meses es 10.2… Me puedo estar equivocando... 10,2. Me puedo estar equivocando en...sss..la... décima. El acumulado anual... eh... de acuerdo a la última... eh... reporte de inflación es de 10,2.
-El FMI en diciembre dijo que impondrá sanciones al país por las estadísticas defectuosas que ustedes difunden, ¿qué van a hacer al respecto?
-Mire... Le vuelvo a repetir... Creo que eeeh... es un...
En esos últimos puntos suspensivos está la clave. Ahí es donde empezó
lo que en los medios más críticos respecto al Gobierno están llamando
un "papelón" internacional. El ministro vuelve la cabeza y pregunta a su
asesora de medios.
¿Puedo cortar esto?
Y claro que se podía cortar. ¿Para qué están las entrevistas, si no
es para cortarlas ante cualquier pregunta más o menos incómoda?
Y vuelve a preguntar Lorenzino:
No sé, no sé, no sé... ¿Puedo cortar esto un minuto?
Ya con la imagen cortada, pero con el sonido -los dichosos micrófonos que se quedan abiertos- grabándose, el ministro confiesa:
Me quiero ir. Y además, hablar sobre las estadísticas de inflación en Argentina es complejo. ¿OK? Prefiero quedarme con la última respuesta que te di y no ahondar en el... en el tema, ¿OK?
Y después la asesora de Lorenzino ilustra a la periodista griega, por si no se había dado cuenta todavía:
Hay un tema que nosotros... el ministro de Economía tiene... Quizás es difícil de entender para alguien de afuera, ¿no?
Muy difícil, en efecto. Incluso para algunos argentinos, también.
-Sí, explícame-, contesta la periodista a su interlocutora en un tono como el el de esos pistoleros tan seguros de sí mismos que dicen "venga, dispara, hombre, alégrame el día".
-La verdad es que hablar de la inflación, cuando nosotros no hablamos habitualmente ni con los medios argentinos de la inflación.
Y la periodista extranjera responde en su particular español:
Pero no sé... esto sí habla por la inflación. Pero es el primer tema de la economía ahora. Si se van a la calle todos dicen que hay mucha inflación, hay mucha inflación. No es posible que yo no pregunto esto. Es como yo no hago mi trabajo bien.
Al rato, la etiqueta #mequieroir hacía furor en Twitter. El compañero Martín Caparrós preguntaba:
¿Cuánto hace que un político no sintetizaba tan bien el sentimiento de tantos argentitos?
Ya deben estar haciéndose camisetas y franelas con la frase." (El País, 25/04/2013)
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