26/1/22

¿En qué momento los bomberos catalanes creyeron que su trabajo iba más allá de sofocar incendios y rescatar a gatitos subidos a los árboles? Probablemente el mismo día que pensaron que era buena idea desnudarse para realizar un calendario... Las acusaciones de irregularidades, triquiñuelas y todo lo que sale a la luz, es consecuencia de ello. Cualquiera que se acerque demasiado a los líderes del proceso, acaba echando mano a la caja, es un virus que se contagia más que el Òmicron... Llueve sobre mojado, aunque sea mojado por una boca de incendios

 "Yo sospeché que el cuerpo de bomberos de Cataluña olía a chamuscado, cuando el día del famoso referéndum – y en posteriores manifestaciones- les vi actuar como si estuvieran convencidos de que se les pagaba el sueldo para hacer el idiota en los colegios electorales. 

Por culpa del proceso, los bomberos catalanes se convirtieron en bomberos-torero y se dedicaron a ejercer de tales, es decir, payasos. Llegaron a creerse que encarnaban una especie de séptimo de caballería del lacismo y allí que iban a defender urnas para utilizar su misma terminología.

 ¿En qué momento los bomberos creyeron que su trabajo iba más allá de sofocar incendios y rescatar a gatitos subidos a los árboles? Probablemente el mismo día que pensaron que era buena idea desnudarse para realizar un calendario.

 Podían haberse detenido aquí, con los inefables calendarios anuales ya su profesión había caído lo suficientemente bajo, no era necesario hundirla más. En lugar de conformarse, aprovecharon el proceso para ensuciar aún más un trabajo antaño prestigioso, y he aquí que no había manifestación lacista en Cataluña en la que no aparecieran varios bomberos con su uniforme de trabajo y simulando que protegían a los ciudadanos de la policía. Para redondear la función, faltaban sólo enanos toreando.

 Las acusaciones de irregularidades, triquiñuelas y todo lo que sale a la luz, es consecuencia de ello. Cualquiera que se acerque demasiado a los líderes del proceso, acaba echando mano a la caja, es un virus que se contagia más que el Òmicron. Es natural, la gente termina haciendo lo que ve que a su alrededor se lleva a cabo con total normalidad, las comisiones y las facturas falsas son el verdadero hecho diferencial catalán. Además, si uno se ha convertido en bombero-torero, lo primero es torear la honestidad, que de nada sirve y nunca ha sacado a nadie de pobre. 

 Llueve sobre mojado, aunque sea mojado por una boca de incendios, y no ocurre día que en este rincón peninsular no aparezca un nuevo caso de corrupción. Si algo nace corrupto -y corrupto empezó el proceso-, acaba corrompiendo todo, es ley de vida. Lo que está claro, es que la Generalitat no moverá ni un dedo para despejar este nuevo fraude. Entre bomberos, no se pisarán la manga."            (Albert Soler, Diari de Girona, 25/01/22)

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