La colección, cuya autenticidad ha sido puesta en duda por un informe de expertos en arte recibido por la caja, se levantó a última hora del domingo de la sala de la entidad y se ha embalado rumbo a Suiza, en donde fue contratada al empresario de ese país Jean Zanchi.
"No hemos localizado ni al coleccionista ni a los familiares: son gente que viajan constantemente", aseguró a este periódico la responsable cultural de la entidad financiera, María Pereira.
Los especialistas que elaboraron el informe que alertó a Novacaixagalicia del posible fraude de las obras insisten en su tesis. El hecho de que una sola pluma, la del profesor belga Didier Bodart, firme todas las reseñas del catálogo y no esté comisariazada, levantó las sospechas iniciales de algunos técnicos.
Estas sospechas fueron agravadas después por el desconocimiento de la colección, algunas de cuyas piezas figuran en páginas indo-chinas de "bajo nivel" y, finalmente, por el hecho de que -al menos en el caso de Ourense- una exposición de tal calibre estuviera custodiada "por un solo guardia de seguridad para las dos plantas" y que, finalizado su horario laboral, "se iba a su casa", dejándola sin vigilancia.
A la inauguración en Ourense asistieron el hijo y el nieto del coleccionista, además del director de la Obra Social de la entidad financiera, Guillermo Brea, y la crítica de arte Mercedes Rozas. La exposición fue destacada como una muestra de piezas de "valor artístico indudable", entre las que se resaltó el busto Artopros de Miguel Ángel, "ideado para el sepulcro inacabado del papa Julio II en Roma".
"Es un orgullo para Novacaixagalicia poder ejercer como anfitrión de estas obras en su primera aparición pública en Europa", afirmó aquel día el representante de la entidad." (El País, 03/05/2011, p. 1)
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