"El carácter masivo e incluso excesivo de las explosiones de júbilo que se han registrado en Cataluña estos días después de las victorias futbolísticas del FC Barcelona, tiene una explicación en el sentimiento de decepción que se ha extendido por Cataluña en los últimos tiempos. Ahora más que nunca, el Barça es más que un club, es el aglutinante de la frustración política de muchos catalanes. (...)
Los incumplimientos de Zapatero han creado un muro de desconfianza entre Cataluña y España, un muro que se ha reforzado con los traspasos que no llegan, con la sensación de que el Estado se burla de Cataluña y con una evidente desatención inversora de la administración central hacia los catalanes. (...)
En estas condiciones, los éxitos del Barça, combinados con el hundimiento del Real Madrid, se han convertido en la válvula de escape. Destacados periodistas catalanes han detectado el fenómeno. Es significativo el título del último artículo de Jordi Juan, en La Vanguardia com director adjunto ("El Barça enseña el camino"), en el que afirmaba que "los éxitos que está consiguiendo esta temporada el Barça de Pep Guardiola deberían servir como ejemplo y terapia para ayudar a combatir el sentimiento de desánimo general que existe en buena parte de la opinión pública catalana".
O el de otro de David González, subdirector del Avui ("¡Que sí, que se puede"! ), que el lunes pasado destacaba que "quizás les parecerá otro tópico, pero hay algo en la dinámica de este Barça, en todo lo que Guardiola ha aportado al sufrir, sufrir y sufrir inscrito en el ADN del barcelonismo, que se tendría que estudiar en los estados mayores de la política, de las empresas y de las universidades. Suena obamaniano: pero sí, ¡se puede!".
El "desapego", la frustración, la decepción y el sentimiento de que se están riendo de Cataluña se han canalizado hacia un Barça que, entre otras cosas, es capaz de golear al Real Madrid en su propio campo, en el santuario madridista, en la capital del Estado, en Madrid. El 2-6 de ese partido es también más que un resultado.
Por eso estos días, en las celebraciones de las hazañas futbolísticas del Barça hay más banderas catalanas y más simbología independentista que nunca. Los que salen a la calle después de un triunfo barcelonista no reflejan sólo el júbilo por un triunfo deportivo. Reflejan la frustración. La misma que motivó la pitada de Mestalla a los Reyes y al himno español." (e-notícies, 14/05/2009)
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