"El pasado 8 de mayo en la Universidad de Barcelona, en el Salón de Grados de la Facultad de Derecho, se celebró un seminario
donde se promocionaban y defendían "propuestas terapéuticas" como el
uso del clorito sódico, un derivado de la lejía, para curar el autismo o
se criticaba el uso de vacunas para prevenir enfermedades.
Durante el
acto se plantearon los "intereses ocultos de las autoridades
científicas, la falta de rigor en las directrices de salud pública",
alternado con los "alegatos contra las vacunas y la quimioterapia y a
favor de la homeopatía, pidiendo la inclusión de esta última
pseudoterapia en el Sistema Nacional de Salud".
Los
miembros de la comunidad científica se negaron a participar en el
seminario y diferentes profesionales de la salud mostraron su
descontento por la celebración de la actividad. (...)
¿Cómo se explica y se justifica que se celebre en la
Universidad de Barcelona un Seminario defendiendo la lejía como curación
del autismo y se haga apología de la no vacunación de niños y adultos?
Pues gracias al pretexto de la libertad de expresión. De hecho el nombre
del Seminario era 'Derecho a la salud y libertad de expresión'.
La
propia institución justificaba el acto como una defensa de este
principio. El vicerrector de Recerca de la Universitat de Barcelona,
Domènec Espriu, dijo que la institución se posiciona claramente en
contra de las pseudoterapias, pero a favor de fomentar el debate. "Nadie
está planteando una discusión científica, médica o clínica sobre la
validez de las terapias alternativas porque sabemos que bajo este
aspecto no hay discusión. Las pseudoterapias son un fraude y la
universidad, como institución pública y comprometida, debe posicionarse
en contra de estas", argumenta.
"En este caso, sin embargo, se ha
planteado un debate ético y jurídico sobre dónde está el límite en la
difusión de información sobre estas disciplinas. Entendemos que en estos
términos sí que es lícito y necesario plantear una discusión. Más si la
alternativa es la censura", añade. Obsérvese lo diabólico del
argumento: "Todos estamos en contra de..., pero defendemos el debate
sobre el límite a que se informe de ello, sobre todo si la alternativa
es la censura".
Ahora en lugar de los puntos suspensivos, usted puede
poner "la superioridad de la raza aria", "la defensa del creacionismo
frente a la teoría de la evolución", "la prohibición del voto para las
mujeres" o "el internamiento de los homosexuales". Todo sea por la
defensa de la libertad de expresión y en contra de la censura.
Propuestas
y debates inverosímiles e inaceptables por una sociedad civilizada
surgen válidos en nombre de la libertad de expresión, por mucho que su
mera evocación suponga la negación de la ciencia, de los derechos
humanos o la apología de racismos o crímenes contra la humanidad.
Con
la libertad de expresión está sucediendo lo mismo que con el concepto
de libertad.
En nombre de ella José María Aznar, en 2007, ante la
prohibición de conducir bajo los efectos del alcohol, dijo: "A mí no me
gusta que me digan no puede ir usted a más velocidad, no puede usted
comer hamburguesas de tanto, debe usted evitar esto y, además, a usted
le prohíbo beber vino". Y añadió: "En eso consiste la libertad y en eso
consiste la responsabilidad individual". (Pascual Serrano, eldiario.es, 20/05/19)
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