"El ex presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont,
hizo probar unos dulces que le regalaron unos admiradores
independentistas a uno de sus guardias de seguridad por miedo a que
estuvieran envenenados, según relata Salvador Sostres en una crónica
publicada en el ABC. Sostres también afirma que Puigdemont sale a la calle con chaleco antibalas.
"Uno
de los últimos debates que sus imágenes desde Bélgica han generado es
si había engordado. Lo que podría parecer una cuestión frívola tiene sin
embargo una respuesta más grave. Si se le ve más lleno no es porque
calme la nostalgia de su tierra comiendo demasiado, sino porque en su
última paranoia cree que quieren asesinarle", escribe el columnista.
"Sus personas de confianza aseguran que sale muy poco de Maniac Mansion y que cuando sale lo hace provisto de un chaleco antibalas, y que por ello aparece más rechoncho en los retratos. '¡No está gordo, está loco!', exclama uno de los habituales de Waterloo, harto de los desvaríos de su jefe", añade.
También explica que "sus prevenciones contra los sicarios imaginarios que en su delirio le persiguen no se limitan al chaleco antibalas, porque teme –lo mismo que un disparo– morir envenenado. El último domingo de 2018, en la habitual 'happy hour' en la que sale al jardín a saludar a los que han ido a visitarlo desde España, unos admiradores quisieron obsequiarle con una caja de los famosos pastelitos de Rasquera, comprados en la célebre pastelería Piñol Puig de este pueblo de la provincia de Tarragona".
"Por no parecer borde, ni que despreciara el regalo, abrió la caja pero en lugar de comerse uno, los ofreció a los agentes que se ocupan de su seguridad, por ver si contenían algún tipo de veneno. 'Al ser tan dulces', le dijo a uno de sus colaboradores, 'es más fácil que el veneno no se note'", relata.
"No hay constancia de que los mossos que pudieron morir envenenados por los dulces de Rasquera se hayan rebelado contra Puigdemont, ni siquiera de que sepan que su jefe les expuso a este peligro, pero nadie en Maniac Mansion confía en la cordura del que hace un año veían como al líder indiscutible que encarnaba la épica de los que querían una Cataluña independiente", concluye." (e-notícies, 08/01/19)
"Sus personas de confianza aseguran que sale muy poco de Maniac Mansion y que cuando sale lo hace provisto de un chaleco antibalas, y que por ello aparece más rechoncho en los retratos. '¡No está gordo, está loco!', exclama uno de los habituales de Waterloo, harto de los desvaríos de su jefe", añade.
También explica que "sus prevenciones contra los sicarios imaginarios que en su delirio le persiguen no se limitan al chaleco antibalas, porque teme –lo mismo que un disparo– morir envenenado. El último domingo de 2018, en la habitual 'happy hour' en la que sale al jardín a saludar a los que han ido a visitarlo desde España, unos admiradores quisieron obsequiarle con una caja de los famosos pastelitos de Rasquera, comprados en la célebre pastelería Piñol Puig de este pueblo de la provincia de Tarragona".
"Por no parecer borde, ni que despreciara el regalo, abrió la caja pero en lugar de comerse uno, los ofreció a los agentes que se ocupan de su seguridad, por ver si contenían algún tipo de veneno. 'Al ser tan dulces', le dijo a uno de sus colaboradores, 'es más fácil que el veneno no se note'", relata.
"No hay constancia de que los mossos que pudieron morir envenenados por los dulces de Rasquera se hayan rebelado contra Puigdemont, ni siquiera de que sepan que su jefe les expuso a este peligro, pero nadie en Maniac Mansion confía en la cordura del que hace un año veían como al líder indiscutible que encarnaba la épica de los que querían una Cataluña independiente", concluye." (e-notícies, 08/01/19)
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