"Dentro de varias décadas nos haremos la misma pregunta que nos hacemos hoy, cuando vemos un documental sobre el ascenso del nazismo y la Segunda Guerra Mundial ¿Cómo fue posible que tanta gente siguiese hasta la tumba a semejante colección de charlatanes? ¿Qué vieron en ellos para no ver lo que ahora hace tanto daño a los ojos? Entonces, como ahora, nos costará encontrar la respuesta
La cara de Santiago Abascal lo decía todo cuando, durante la convención ultraconservadora de Washington, Donald Trump le pasaba la mano dialéctica por el lomo de su liderazgo y le reconocía su “buen trabajo” como harías tú con tu mejor amigo del hombre. Nuestro Santiago es uno de esos votantes a quien Donald Trump podría disparar en la quinta avenida a plena luz del día y seguirían dándole su papeleta y llevando su gorra.
Dos veces se levantó con la mano en el corazón, por si acaso el líder supremo no le había visto a la primera. Cierto es que, a la segunda, no se incorporó hasta el total de su verticalidad; se quedó un poco a medio camino, como dando las gracias y pidiendo perdón al mismo tiempo. Si algo ha sabido hacer la ultraderecha española a lo largo de la historia es dar servicio a todo cuanto poderoso tuviera o tuviese necesidad.
Perdido el minuto de Gloria que habría significado sujetarle la motosierra al criptobro de marca blanca, Javier Milei, mientras se la traspasaba a Elon Mask para que hiciera de Leatherhace en La Matanza de Texas, pero sin gracia, nuestro Santiago tenía ante si una oportunidad de oro que, una vez más, desaprovechó por timorato.
Ahora que Elon Musk, Steve Bannon y sus bros nos han revelado que ese gesto que siempre habíamos considerado el saludo nazi, en realidad, representa la intención de abarcar en tu corazón y en tu mismidad a los corazones de todos los presentes, nuestro Santiago podría haber aprovechado el momento y reproducir ante el mundo entero este nuevo saludo reinterpretado de amor y libertad y que antes, erróneamente, atribuíamos a los nazis y su fijación con exterminar gente.
Pero no tuvo lo que hay que tener. Cierto que no llegó a los niveles de desafección exhibidos por Jordan Bardella, presidente de Reagrupamiento Nacional francés, quien renunció a intervenir en la convención en protesta por el cariñoso saludo de Bannon. Pero el líder espera más de quien aspira a ser su general al mando en el frente español y ante el gobierno rojosatánico.
Sin embargo, no todo está perdido, Santiago. Seguro que pronto tendrás más oportunidades para demostrar el cariño y la buena disposición que anidan en tu corazón saludando brazo en alto en alguna quedada con camaradas. ¡Así que, arriba los brazos y arriba los corazones!
Si mañana Donald Trump calificase a Valencia zona en reconstrucción y una oportunidad inmobiliaria por el sol y el mar, reclamase la propiedad y los derechos de promoción y explotación y declarase la paella un interés estratégico para la defensa de los Estados Unidos, en Vox aplaudirían y le echarían la culpa a Pedro Sánchez. En el Partido Popular nos dirían muy serios que ellos no están para opinar de política internacional y que no van a hacerle el juego a Pedro Sánchez.
Dentro de varias décadas nos haremos la misma pregunta que nos hacemos hoy, cuando vemos un documental sobre el ascenso del nazismo y la Segunda Guerra Mundial ¿Cómo fue posible que tanta gente siguiese hasta la tumba a semejante colección de charlatanes? ¿Qué vieron en ellos para no ver lo que ahora hace tanto daño a los ojos? Entonces, como ahora, nos costará encontrar la respuesta."
(Antón Losada, InfoLibre, 24/2/25)
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