"Era un día de frío, viento y lluvia e iba a tomar el primer café
caliente de la mañana. De repente, me encontré a Tico: tenía el rostro
desencajado y estaba completamente hundido. Su cuerpo, que parecía más
pequeño, chorreaba agua. Temblaba y estaba confuso, como si le hubieran
quitado el suelo donde pisa. Me acerqué a él para cubrirle con mi
paraguas y le pregunté ¿Qué te pasa?
La policía me ha quitado la flauta, ya no puedo trabajar- contestó.
¿Por qué? Insisto preocupado.
Porque quieren dar una buena imagen de la ciudad y no desean ver a
personas como yo trabajando en el centro, que es el lugar donde más
turistas hay. Voy a poner una denuncia para ver si logro que me
devuelvan la flauta. Es lo único que tengo para ganarme la vida.
Inténtalo y, si no consigues nada, ven a hablar conmigo, a lo mejor podemos hacer algo.
(...) este hombre toca con su flauta un amplio repertorio (ya que ha
estudiado música aunque no pudo concluir su formación) que va desde El
Himno a la Alegría de L.V. Beethoven, a conocidos pasodobles,
villancicos y la archiconocida ¡Y Viva España!
Ahora que
diversos colectivos, que fueron demonizados por el franquismo, van
conquistando, aunque sea lentamente, sus derechos, seguimos con una
minoría, que realmente es una mayoría, que a todos les importa un bledo:
Los Miserables (leer a Víctor Hugo), “Los Nadies” (Leer a Eduardo
Galeano) que nacieron con el estigma cainista en la frente y no tienen
sitio ni en este mundo ni en el otro.
¿Cuándo los partidos
políticos que se autodefinen de izquierdas van a unir sus fuerzas para
combatir la pobreza, ese gigantesco y crónico problema que debería ir en
la cabeza de su lista de prioridades? De asuntos que requieren la
máxima y urgente atención." ( Javier Cortines , Rebelión, 20/02/18)
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