"Según Artur Mas, “Cataluña ama a España, pero no se fía de ella”, ya que el Estado rechaza a Cataluña como “sujeto político”... “el encaje de Cataluña en España sólo es posible si Cataluña se conforma con ser un mero ‘objeto’ político”. (Diálogo Libre, 25/09/2013)
"(...) “Cataluña tiene afecto por España pero ya no confía en el Estado”
apuntó Artur Mas [3]. Es el titular o uno de los titulares más
destacados estos últimos días.
Cabe señalar inmediatamente
(aunque no lo destaquemos), que, del mismo modo, alguien puede sentir
afecto por Cataluña y no confiar en absoluto en su gobierno neoliberal
(¡Mas-Colell, Felip Puig, Boi Ruiz, Joana Ortega!) y en algunas de sus
instituciones y finalidades anexas.
Cabe igualmente comentar
que no deja de ser extraña-muy-extraña la formulación sobre Cataluña,
España y los afectos. ¿Cabe afirmar de una entidad como Cataluña este
tipo de atributos? ¿Cataluña puede sentir afecto por X, sea cual sea el
referente de este X?
Más bien parece que algunos ciudadanos catalanes
pueden tener afecto por ciudadanos del resto de España (no siempre
abonado en instituciones y medios), pero es difícil que ello pueda
atribuirse a una entidad como Cataluña sobre otra entidad como España
[4]
Además de esa desconfianza, ahora en positivo, Cataluña siente
afecto por España según del president. Más allá de la formulación
lingüística sobre Cataluña y España como entidades disjuntas tan del
gusto de los nacionalistas, el punto nodal es el afecto, el
acercamiento, el sentimiento positivo sentido por los conciudadanos/as
del territorio español.
Sea así pues. Y si es así, sólo cabe
felicitar al president (¡unión fraternal de los pueblos!) y solicitarle,
si fuera posible, una petición de disculpas para cuadrar el círculo
afablemente construido. ¿Por qué? Porque no parecen muestras de afecto
afirmar, como él mismo afirmó, que a los niños andaluces y gallegos
(parte de España en su decir) no se les entiende al hablar castellano.
Ni tampoco parece ninguna muestra de afecto reírse, como se rió Duran i
Lleida y la risa está más que extendida entre las clases gran-burguesas y
las clases medias catalanas, de los campesinos andaluces, de las ayudas
recibidas y de sus costumbres de ocio y de sus visitas a bares o
tabernas.
Por lo demás, estoy convencido de ello tras la
intervención del molt honorable, el lema, las pegatinas y las hojas
propagandísticas sobre “La España subsidiada que vive a costa de la
Catalunya productiva” estarán ubicadas, definitivamente y para siempre,
en la abyecta papelera de los disparates y las infamias. (...)" (Salvador López Arnal, Rebelión, 29/09/2013)
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