"José Bertín, un joven de Barcelona, permaneció la semana pasada cinco
horas encerrado en el ascensor de su edificio y, como él mismo informó
al salir, “al cabo de unas horas dejé de verlo como un elevador y empecé
a verlo con otros ojos: como un habitáculo confortable, espacioso y con
muchas más posibilidades que mi actual piso de mierda, en el que ahora
mismo me siento ahogado”.
Desde que lo liberaron, tiene constantes ataques de claustrofobia y
pesadillas en mitad de la noche en las que sueña que se queda encerrado
en su piso. “Y entonces siento que tengo que escapar de mi piso y me voy
al ascensor a dormir”, explica. Según los vecinos, a lo largo de la
última semana ha llamado en al menos tres ocasiones a los bomberos para
que le rescaten de su propia casa." (El Mundo Today, 27/12/2012)
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