4/3/19

En el juicio a los golpistas se escuchan cosas asombrosas. Cuixart ha afirmado que dispuso medio millón de euros para una butifarrada...

"Un kilo de buena butifarra catalana, cruda, para hacer a la brasa, puede costar entre seis y catorce euros, dependiendo de la calidad, el origen y el gusto del consumidor. (...) 

Pero hete aquí que Jordi Cuixart ha dicho ante el tribunal que lo juzga que destinó como dirigente de Ómnium Cultural una partida para adquirir butifarras. Hasta aquí, normal. Que el motivo sea protestar contra la fiesta nacional del 12 de octubre sería lo de menos, porque cada uno protesta como quiere y este no sería un método excesivamente grave. 

Todo lo que finalice en viandas, mesa y mantel puede y debe gozar de cierta indulgencia. No en vano nos reclamamos herederos espirituales de aquel Gargantúa de Rabelais o del orondo Falstaff shakesperiano que nos deleitaba con sus loas a los fríos invernales, en los que encontraba las suculencias de la carne en todos sus aspectos.

Cuixart, claro, jugaba con el triple sentido del término, puesto que butifarra es en catalán, además de embutido, un juego de naipes y un gesto que viene a ser el clásico corte de mangas. De ahí que hacer una butifarrada el 12-O tenga una acepción tanto gastronómica como de mofa. Las lenguas que provienen del latín tienen esas amenidades y socarronerías.

Pero, y eso es lo sustancial, ¿a cuántos comensales esperaba Cuixart para gastarse medio millón de euros? Si consideramos un precio medio en materia butifarril, pongamos diez euros por kilo, que ya es pagar mucho, con medio millón salen, si las cuentas no me fallan, 50.000 kilos de embutido. Mucha comilona es esa.  (...)

¿Tanto traga el personal del lacito? ¿Existe tanta hambre de independencia como de butifarra? Y las parrillas ¿eran herederas de las que emplearon los dioses del Olimpo, por su necesario tamaño y extensión? Más aún: ¿se llevan en tupers los separatistas lo que sobra de cada ágape o lo donan, como el patrocinador de Master Chef, a comedores sociales? Lo más importante, si les place, ¿a cómo carajo le cobran el kilito de butifarras a Cuixart, donde las compra? ¿En su entidad o en la ANC nadie le aconseja en materia chacinera? ¿No hay una sectorial que se ocupe, no sé, “Charcuteros por la independencia”?

Líbrenos el Señor de poner en duda la palabra de Cuixart. Si dice que el medio millón era para butifarras, bien dicho está. Ahora, convendrán conmigo que este hombre no tiene ni puñetera idea de precios ni de butifarras. Que le engañan. Que nadie con dos dedos de frente puede creerse que el coste de la vida, todo y con estar por las nubes, haya subido tanto. Por eso nos tememos que, si le enredaban con la longaniza, muy bien pudieran haberlo hecho en otros temas. 

En que la independencia iba en serio, verbigracia, o en que los neo convergentes tenían madera de héroes, siendo, en realidad, de plástico, o que no iba a pasarle nada. Cuixart se encuentra con que le prometieron atar perros con longanizas, o con butifarras, lo mismo da, pero sabe que va a pasarse unos cuantos años en la cárcel. Es lo que tiene no saber calcular el precio de las cosas, que acabas pagándolo muy caro.  (...)

Eso, si el medio millón que Cuixart indicaba en un mail, no era para otra cosa, claro. Que aquí hay quien hablaba de misales en referencia a capitales. En Cataluña, cualquier cosa. Quedémonos, de momento, con la candidez de la butifarrada y que los jueces decidan. Vivimos, ciertamente, perpetuamente empachados de separatismo y es bueno el bicarbonato de la inocencia ante la acidez de lo perverso. Como mínimo, es un placebo."                    (Miquel Giménez, Vox Populi, 28/02/19)

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