3/1/19

El consejero de Interior, un hombre mal afeitado con ojos de estar siempre sobrepasado por cualquier situación, incluso si le piden la hora, no le ha gustado que un policía dijera idiota a un manifestante... No, los ciudadanos tienen derecho a que la policía se dirija a ellos con los términos exactos... Los forestales y bomberos que participan en «defensas de la república», y el resto de los que creen en la existencia de este ente imaginario, superan con creces la simple idiocia... Volviendo al forestal, decirle públicamente idiota seguramente ha provocado que el chico llegara a casa eufórico, convencido de que se había producido una milagrosa mejora en sus capacidades mentales...

"El consejero de Interior, un hombre mal afeitado con ojos de estar siempre sobrepasado por cualquier situación, incluso si le piden la hora, no le ha gustado que un policía dijera idiota a un manifestante. Estoy de acuerdo con él. 

Decirle idiota a un tipo vestido de guarda forestal que se encuentra haciendo el animal mientras dice defender quién sabe qué república, es pecar de benévolo. Un policía debe decir la verdad por dura que sea, y calificarlo de idiota es quedarse muy corto, es ni acercarse remotamente a la realidad, así que hará santamente el consejero Buch de sancionar un mozo con exceso de tacto. 

La policía debe ser honrada y utilizar los adjetivos precisos, por crueles que sean. Existen muchos otros que no me atrevo ni a escribir, que se acercarían mucho más a la verdad y evitarían que el pobre forestal acabara los disturbios con el equívoco convencimiento de ser simplemente idiota, todo un menosprecio, ya que con una poco de práctica esto lo puede ser cualquiera. No son pocos los cedeerres, según se dedujo de las imágenes de los disturbios, que incluso nacen con la calidad de la idiocia y durante toda la vida intentan superarla día a día. 

Los forestales y bomberos que participan en «defensas de la república», y el resto de los que creen en la existencia de este ente imaginario, superan con creces la simple idiocia, merecen unos policías que no les engañen, que les dediquen el insulto que honradamente y con no pocos esfuerzos se ganan en el quehacer diario. A ver si se entiende: un forestal idiota es el Smith, a quien el oso Yogui lleva por el camino de la amargura. Pero el Smith es Newton junto a los forestales por la república.

Ya imagino que no debe ser fácil dedicar a cada manifestate el insulto exacto que se ha ganado, cada uno de ellos es merecedor de uno, personal e intransferible. Pero para eso están las escuelas de policía, para practicar, que se empieza nombrando sólo idiota a un hombre que lleva meses preparándose para superar este estado tan simple de retraso, y se termina calificando de «dolentet» el violador cogido in fraganti. 

No, los ciudadanos tienen derecho a que la policía se dirija a ellos con los términos exactos. Volviendo al forestal, decirle públicamente idiota seguramente ha provocado que el chico llegara a casa eufórico, convencido de que se había producido una milagrosa mejora en sus capacidades mentales.

- Mamá, mamá! Ya sólo soy idiota, me lo dijo un policía!

Y venga celebraciones familiares, y venga llevar con orgullo el niño a comer galletas en casa de vecinos, y venga llorar y dar gracias a la virgen de los Desamparados. Qué disgusto, cuando sepan la verdad. 

Todo, por culpa de un policía que no supo utilizar correctamente el lenguaje. Está claro que si en lugar de diagnosticar las patologías de los manifestantes, los policías se limitaran a zurrar cómo se ha hecho toda la vida, estas cosas no pasarían. Un porrazo bien dado evita equívocos y seguro que, a estas alturas, nuestro forestal no se haría falsas ilusiones sobre mejoras en su escasa mente.

Dentro de creerse capaz de conceder entrevistas a TV3, había sólo un paso, y es así que hace unos días ya contaba en prime time la experiencia. Es normal, como que lo han convencido de que sólo es idiota, ha pensado que TV3 es el terreno abonado a su presencia. Esto demuestra que el chico mira a menudo este canal."                     (Albert Soler, Diari de Girona, 28/12/18)

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