"Como los catalanes no tenemos problemas y además disfrutamos de un gobierno y una clase política que es envidia de propios y extraños, hemos dedicado los últimos días a criticar los andaluces, que ya desde el reinado de Pujol sabíamos que eran unos vagos y unos viva-la-virgen, pero ahora hemos descubierto que, además, no saben votar.
No se les ha ocurrido nada más, a los andaluces, digo, que otorgar el gobierno a la derecha, un hecho inconcebible para un pueblo como el catalán, que está manteniendo en el poder a un banquero y a sus herederos -con leves interrupciones y unos cuantos cambios de nombre- desde que en Tarradellas clamó «ya estoy aquí».
Lo que aquí nos ofende especialmente de los andaluces es que gran parte de ellos han votado un partido que quiere derogar la Ley de Violencia de Género y expulsar a inmigrantes ilegales. Inconcebible.
No como los catalanes, que continúan siguiendo con la fe de una secta a los políticos que intentaron derogar no una ley sino la Constitución y el Estatuto de una sola tacada, y que pretendían expulsar de España no a unos cuantos sino a todos los catalanes sin excepción.
Por si no fueran suficientes estas claras muestras de atraso andalusí, hay que añadir que este partido que a los catalanes nos da tanta rabia que no pienso ni mencionar su nombre, pretende proteger manifestaciones culturales como el flamenco y los toros.
¿Se puede actuar de manera más miserable que defendiendo el flamenco y los toros en Andalucía? ¿No saben los andaluces en general -y el innombrable partido en particular- que como raza manifiestamente inferior sus gustos serán dictados por los catalanes? Se empieza prefiriendo el flamenco a las sardanas y se termina bebiendo manzanilla en lugar de ratafía.
Afortunadamente para los andaluces, y como por aquí todo va como una seda, los periodistas y los políticos catalanes pueden dedicar los esfuerzos a lo que de verdad interesa, que es enseñar a aquella pobre gente cómo deben gobernar.
Si los andaluces fueran una nación avanzada como nosotros, y no una simple región españolizada, ahora tendrían un presidente en el exilio, eso sí es modernidad. Y no les digo nada si este presidente exiliado se siente como un emperador romano y hace probar las comidas a sus servidores por si acaso están envenenados, seguramente con la esperanza de que así sea y de una puñetera vez alguien le haga caso.
Tener en el extranjero un ex prófugo de la justicia y del que va a recibir instrucciones cada semana el presidente vigente no está al alcance de una sencilla región como Andalucía, sino sólo de países avanzados como Cataluña y, en su día , Burundi (¿como no recordar Mwambutsa IV?).
Quieren un dato definitivo que demuestre que los andaluces tienen mucho que aprender de los catalanes? Mientras presidentorra embolsa 147.000 euros anuales (dietas y otras prebendas aparte), el presidente andaluz cobrará 65.000.
A nadie debe extrañar que el tema de conversación en Cataluña sean los resultados andaluces, donde van a parar, con estos sueldos que aquí cobra un miserable subsecretario colocado a dedo.
Cuando hablamos de las elecciones andaluzas, los catalanes nos sentimos entre escandalizadoss y condescendientes. Nos afecta muchísimo lo que hacen los andaluces en su casa porque somos demócratas de piedra picada, pero a la vez nos sabemos tan superiores que no podemos evitar una ligera sonrisa, pobres diablos, como puede ser que ellos se equivoquen tanto cuando votan y nosotros lo acertamos una y otra y otra." (albert soler
, Diari de Girona, 11/01/19)
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