"En la apoteosis de esteladas de la Diada, la bandera coyuntural del momento, ha desaparecido la senyera,
que es como si te conformaras con lo que hay. No la ha colgado ni El
Corte Inglés, que siempre ponía una, porque nadie quiere pasar por
rarito o que no se entera o, mucho peor, que piensa otra cosa.
Pero es
que en esta gran batalla de símbolos y marketing ya ha
aparecido otra, una negra con una estrella y una cruz, la de Santa
Eulalia. Ayer se veían algunas, preguntabas y mucha gente no tenía ni
idea. Acaba de salir por lo visto. El señor de un puesto (está a 15
euros) explica que es una reinterpretación moderna de la bandera del
siglo XIV, “contraria a la blanca de rendición”, reza el prospecto.
¿O
sea, que más o menos se la han inventado? Pero es un verbo muy
desafortunado, causa aspavientos: “No, no, la bandera negra existió,
este es un proyecto de recuperación histórica”, responde negando con la
cabeza.
Donde se ven más banderas curiosas es en la zona de invitados del
acto de plaza de Catalunya. Es una alegre ensalada de pueblos oprimidos y
causas más o menos perdidas, que en la fiesta del independentismo se
sienten en su casa. De Quebec a Galicia y por supuesto el Tibet. (...)" (Iñigo Domínguez , El País, 12/09/17)
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