"Dinero. La avería que pretende causar el Gobierno en el Govern llega
hasta el bloqueo de las tarjetas de crédito de los altos cargos, quienes
con tanta frecuencia y necesidad se ven obligados a tirar del plástico
para comidas, cenas, taxis y esa clase de sacrificios que exige la
revolución independentista.
El trompazo es de una violencia inusitada,
por lo que no es extraño que Oriol Junqueras y su secretario Pere Aragonés digan que la medida es la aplicación del artículo 155 de la Constitución de manera encubierta.
Nadie, pero es que nadie se pensaba que Moncloa fuera a actuar con tanta contundencia. Todo lo más se esperaban unos ejercicios militares en algún descampado gerundense, unos cuantos guardias civiles rondando por las Rondas y al fiscal Maza dando caña. Y está pasando. Eso y más. (...)
Nadie, pero es que nadie se pensaba que Moncloa fuera a actuar con tanta contundencia. Todo lo más se esperaban unos ejercicios militares en algún descampado gerundense, unos cuantos guardias civiles rondando por las Rondas y al fiscal Maza dando caña. Y está pasando. Eso y más. (...)
Sin embargo, lo de las tarjetas de crédito ha sido un golpe bajo
inesperado. O sea, esto tenía que ser un choque de trenes, pero sin
carteristas. A Montoro se le ha ido la mano, razón por la que Junqueras no
ha tenido más remedio que acudir a la justicia del Reino de España para
denunciar el atropello. Ha presentado recurso en el Tribunal Supremo,
con cuyas resoluciones se suelen sonar los mocos en la Generalitat. En
fin, lo nunca visto. (...)" (Pablo Planas, Crónica global, 19/09/17)
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