"Arrebatarle el bolso a una jubilada que
acaba de cobrar la pensión, birlarle la cartera a cualquier incauto en
un vagón del metro o saltar con pértiga a un corral para llevarse un par
de gallinas cojas podría ser considerado, a partir de ahora, como un
asunto de corrupción si prospera la demanda de los ladrones y chorizos
españoles para que se les cambie la denominación, no solo en lo que
respecta al tratamiento coloquial sino también en el Código Penal.
Los delincuentes comunes exigen, además,
el mismo respeto y admiración que se profesa a los políticos y
empresarios corruptos y, sobre todo, que se tenga especial delicadeza
con el lenguaje a la hora de calificar sus fechorías.
“Ahora resulta que
nos han estado llamando ladrones toda la vida cuando lo único que
hacíamos era apropiarnos indebidamente del dinero de otros ciudadanos”,
se ha lamentado uno de los chorizos que acaba de salir de prisión por
“blanquear el contenido del monedero de una señora a través de un primo
pantalla radicado en Carabanchel”, según sus propias palabras.
Otros colectivos de delincuentes
comunes, como los de estafadores, trileros, usureros, cuatreros y
rateros han comenzado también a plantar cara a los jueces durante la
vista de sus causas. “Llámeme corrupto, señoría, haga el favor, coño”,
le espetó ayer a un tribunal de Murcia el “Coyote”, un conocido ratero
especialista en desviar fondos de los bolsillos de otras personas al
cajón de su mesita de noche." (Rokambol news, 04/05/2015)
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