12/3/14

Una Cataluña unilateralmente independiente podría contar con el reconocimiento de Putin... como en Crimea

"Un cierto tipo de independentista responde al modelo de Zelig, aquel famoso personaje de la película del mismo título de Woody Allen capaz de mimetizarse con el medio en el que en cada momento se encontraba. 

Hace poco más de dos décadas, nuestros zeligs parecían todos lituanos. Al poco, lo croata ejerció poderoso influjo sobre ellos, aunque la cosa no duró mucho porque empezaron a pintar bastos enseguida. Casi de inmediato descubrieron su pasión por el Quebec, y ahora que la vía québécoise parece muerta, andan entusiasmados probándose el kilt escocés.

A mediados del pasado mes de febrero, el Departamento de Presidencia de la Generalitat pareció dar con un nuevo referente en el lejano este europeo. El hallazgo duró poco y sus descubridores salieron un tanto escaldados del mismo cuando los muertos empezaron a alfombrar las calles de Kiev. 

Y es que hay comparaciones que las carga el diablo. La cosa no ha hecho sino empeorar desde entonces, para Ucrania (sobre todo y por desgracia) y para el estado mayor del proceso.

Para acabar de arreglarlo, solo ha faltado la decisión del Parlamento de Crimea de segregarse de Ucrania e incorporar (reincorporar no sería tampoco una palabra inadecuada) el territorio a Rusia, previo paso por una consulta a la población que debe celebrarse de forma perentoria en menos de dos semanas. Todo este asunto ha pillado descolocados a quienes en Cataluña impulsan la consulta del próximo noviembre.

 Lo mostró perfectamente este pasado jueves Pilar Rahola, quien, ante un Josep Cuní que parecía estar divirtiéndose con la situación, no acertaba a articular un discurso coherente sobre la cuestión y se limitaba a decir que aquello era algo muy diferente a lo que pasaba en Cataluña, pero que sobre lo del derecho a decidir de los crimeos, la verdad, no tenía las cosas claras. (...)

Y esta vez parece que no toca. En fin, Rahola no lo tiene claro, pero Margallo sí. Y vaya si se ha lanzado a calzón quitado a aprovechar el regalo que Putin le ha hecho. (...)

Salvo para los más enloquecidos, una decisión de ese tipo, que violaría claramente la Constitución y la integridad territorial españolas, solo tiene sentido si se espera poder contar con la comprensión y un rápido reconocimiento de la comunidad internacional. Sumen dos y dos. 

Claro que a lo mejor la crisis de Crimea sí que ha cambiado algo: quizás una Cataluña unilateralmente independiente pudiera contar con el reconocimiento de Rusia, vigente campeona del derecho a decidir (cuando le conviene). Pero ¿no habíamos quedado en que Putin era agente del CNI?"                 ( , El País, 8 MAR 2014 )

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