“Lo más jodido de dormir aquí es que no dejo de verle defectos al
puente. Ahora lo haría de otra manera”, explica Ricardo Bravo,
arquitecto e ingeniero en el paro cuya ruina económica le obliga a vivir
bajo el puente que él mismo diseñó hace seis años, poco antes de que
estallara la burbuja inmobiliaria.
Ubicado en la autovía C-17 que une Barcelona y Ripoll, este puente de
hormigón es el único refugio en el que puede resguardarse de las
inclemencias sintiéndose en su casa. “Hay otros puentes mejores y más
aislados, pero este al menos es mío”, dice el arquitecto.
Bravo ha tenido que ganarse a pulso su derecho a pernoctar en este
espacio. “Vinieron dos mendigos de Torelló dispuestos a echarme. Les
enseñé los planos del proyecto, firmados por mí y con el sello oficial
del ayuntamiento, pero me los quitaron y los usaron para envolver el
bocadillo. Al final nos dimos varias patadas y, como estaban muy
borrachos, se fueron dando tumbos”, explica.
Desde entonces, cuando algún transeúnte pasa por encima de su puente,
él no tarda en reivindicar su autoría. “No es por hacerme el chulo,
pero ese puente lo hice yo”, aclara a cualquiera que se acerque por
allí. “A veces sonríen y siguen caminando y otras veces me insultan y me
tiran piedras. Va como va”, reconoce.
También discute con los jóvenes que ocasionalmente acuden para
estampar sus grafitis en las paredes del puente. “Ahora ya me conformo
con que lo pinten cuando yo no estoy. Que lo hagan delante de mis
narices me parece una falta de respeto a mi trabajo y a toda la
profesión”, declara.
El arquitecto considera que su trayectoria es “un ejemplo de que la
arquitectura tiene que estar al servicio de las personas. Se puede vivir
en la miseria de forma ecosostenible, en espacios acogedores que de
alguna manera reflejen la personalidad del miserable que ha ido a parar a
ellos”.
Si volviera a empezar, Ricardo se dedicaría a proyectar sitios en los que caerse muerto. “Cada vez hay más demanda”, insiste.
Lamentablemente, la profesión está muy saturada y hay pocas opciones
de realización profesional: “Los mejores proyectos se los encargan a
tres o cuatro. Y en la calle pasa lo mismo: cuatro desgraciados con
enchufe se reparten los mejores sitios para dormir mientras los demás
tenemos que ir trampeando”.
De momento, Ricardo pasa los días buscando comida y trabajando en el
diseño de una pista de pádel anexa al puente para cuando vuelvan los
buenos tiempos." (Xavi Puig , El Mundo today, 9 de agosto, 2013)
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