Aeropuerto de Castellón con la escultura de Ripollés en primer término
"El fondo hispano-libio que, según el presidente del nuevo Aeropuerto de
Castellón (Aerocas) y expresidente de la Diputación provincial Carlos Fabra, ha presentado una oferta de compra de 200 millones de euros por el polémico aeródromo es
en realidad un periodista libio sin recursos conocidos que formuló la
propuesta actuando como intermediario de unos inversores privados
inexistentes.
La noticia del interés de un presunto fondo hispano-libio por el aeropuerto saltó a los medios en los primeros días del año. Fabra, máximo responsable y principal impulsor de la infraestructura, anunció por todo lo alto el 9 de enero
que, unos días antes, Aerocas –participada en un 98% por la Generalitat
Valenciana y en un 0,15% por la Diputación de Castellón- había recibido
una oferta de adquisición por valor de 200 millones de euros por parte
de un misterioso fondo inversor privado que permitiría poner fin a la
sucesión de gastos que ha supuesto esta infraestructura para el bolsillo
de los valencianos.
En declaraciones posteriores, Fabra ha precisado que dicho proyecto
contemplaría una ambiciosa reforma del aeródromo para transformar su
actual configuración para el transporte de pasajeros en una gran
plataforma de mercancías, lo que implicaría, entre otros cambios, la
ampliación de la pista de aterrizaje.
El dirigente del Partido Popular
incluso ha llegado a afirmar que la venta al fondo es inminente y que
servirá para generar 1.400 puestos de trabajo. Según Fabra, el objetivo
de los potenciales compradores es comenzar a operar este mismo verano.
La realidad, sin embargo, difiere sustancialmente de lo que están contando los organismos valencianos implicados en la venta. Fuentes
de Trípoli conocedoras de la operación aseguran que no hay ningún fondo
de inversores detrás de la oferta de compra, sino que el autor de la
propuesta sería un modesto profesional de la información de nacionalidad
libia que se puso en contacto con los gestores del aeródromo para
mostrarles su interés, esperando encontrar después inversores privados
que aportaran capital para sostener su proyecto.
En estos momentos, el
periodista en cuestión no contaría con ningún socio capaz de afrontar el
desembolso al que teóricamente se habría comprometido con Fabra. Y sus
opciones de reunir el dinero necesario son prácticamente nulas por la
difícil situación en que se encuentra el sector privado libio tras
la guerra civil que sufrió el país en 2011, explican las fuentes de
Trípoli consultadas por este diario, que también cuestionan el plan de
explotación confeccionado por este mero intermediario por la pésima
rentabilidad que arroja un aeropuerto destinado en exclusiva al tráfico
de mercancías." (El Confidencial, 06/02/2013)
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