"Muchas veces me han preguntado cómo sé que soy especial. Es difícil de
decir; digamos que siempre lo he sabido. Ya desde el colegio, sabía que
ninguno de los que me rodeaban estaba a mi altura. Como delegado de mi
clase, en 3ºB, tomé la decisión de ocupar 3ºD y librar a aquellos pobres
chicos del pésimo delegado que habían elegido.
No fue una decisión sencilla; tuve que mandar a varios muchachos a combatir al patio, pero, al final, obtuvimos la victoria. Ese día supe que estaba destinado a algo más grande que yo mismo.
No fue una decisión sencilla; tuve que mandar a varios muchachos a combatir al patio, pero, al final, obtuvimos la victoria. Ese día supe que estaba destinado a algo más grande que yo mismo.
La primera vez que supe que no era un ser humano corriente, lo recuerdo
bien, fue cuando ETA voló mi coche conmigo dentro. Salí de allí,
envuelto en llamas, y pensé: ¿cómo es posible que haya sobrevivido?
Nadie se lo explicaba. Los médicos no encontraban una respuesta, tampoco
mi personal de seguridad.
A todo el mundo le pareció… Milagroso. Esa noche soñé con Dios. Era una luz, no tenía rostro, pero sí voz. Me iluminó con su haz y me dijo: "Jose Mari, si te he salvado es porque te necesito vivo para que lideres a la humanidad". Me dijo un par de cosas más, pero son personales. Aquella experiencia me cambió, por supuesto. Desde entonces soy mucho más humilde.
A todo el mundo le pareció… Milagroso. Esa noche soñé con Dios. Era una luz, no tenía rostro, pero sí voz. Me iluminó con su haz y me dijo: "Jose Mari, si te he salvado es porque te necesito vivo para que lideres a la humanidad". Me dijo un par de cosas más, pero son personales. Aquella experiencia me cambió, por supuesto. Desde entonces soy mucho más humilde.
Me atrevo a decir que George es mi mejor amigo. Compartimos una
ambiciosa visión del mundo, la visión de los líderes de la humanidad.
George me planteó un reto fascinante, que consistía en convencer a todo
un país de que nosotros teníamos razón mientras les matábamos. Nunca
antes se había intentado algo tan ambicioso, así que acepté
inmediatamente. Fue una gran experiencia de la que guardo muchos buenos
amigos.
Creo que un hombre debe cuidarse con independencia de su edad. A todos
nos gusta sentirnos sexys, también a mí. Empecé corriendo cinco
kilómetros al día; hoy corro veinte y no sudo. Claro que nunca he
sudado. Mi médico dice que es un trastorno glandular, pero yo lo llamo
don." (Mi mesa cojea, 19/11/2012)
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