27/11/12

Maria, una mujer valiente, escribe Joseph Ratzinger, que incluso, ante lo inaudito [el anuncio del Ángel], mantiene el autocontrol... con un poco de shock

“¿Es cierto que Jesús fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo y nació de Santa María Virgen?”. El Papa se contesta: “Sí, sin reservas”. (...)

“¿De dónde?”, se viene a preguntar Ratzinger, “¿pudieron sacar los dos evangelistas la historia que cuentan?”. Según su respuesta, de la propia María. “Solo ella”, sostiene el Papa, “podía referir el evento de la Anunciación”. Los matices del teólogo alemán llegan con los detalles.

 Según explica en el tercer capítulo, dedicado al nacimiento de Jesús, la Virgen envolvió a su hijo en pañales, pero como cualquier otra madre en sus circunstancias, esto es, con amor pero “sin sensiblería”. Es la tradición, según Joseph Ratzinger, la que le pone literatura al asunto, metiendo en el cuadro un pesebre —representación del altar— y unas gasas para envolver al bebé —un anticipo de la hora de su muerte—.

El Papa, por tanto, hace tabla rasa con los detalles —“en el portal no había animales”— y, a cambio, garantiza la veracidad del meollo del asunto: el nacimiento de Jesús no es un mito, sino una realidad: “Historia, historia real, acontecida, historia interpretada y comprendida con base en la Palabra de Dios”. 

Tan cierta, añade el Papa, como la virginidad de María. “Una mujer valiente”, escribe Joseph Ratzinger, “que incluso ante lo inaudito [el anuncio del Ángel] mantiene el autocontrol. Es una mujer de gran interioridad, que mantiene juntos el corazón y la razón y trata de entender el contexto, el conjunto del mensaje de Dios”.     (El País, 21/11/2012)

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