"Muchos vigueses no entienden por qué en la ciudad no se le erige un monumento al mono Paco, que como símbolo luciría más en las postales y en las tiendas de souvenirs que el puente de Rande. Representado, eso sí, con su espesa cabellera clara, sus testículos azul turquesa y su pene carmesí, en actitud de amarse a sí mismo detrás de la reja, la postura ante la vida que le hizo ocupar planas y planas de diarios, titulares destacados en los informativos de radio, incluso algún reportaje en Televisión Española y, por descontado, en Interviú.
El apasionado activista del sexo en soledad que escandalizó a madres y maravilló a niños de hace veinte años en la Alameda de Redondela, murió asesinado en Vigo el 19 de diciembre de 1991, con el estómago desgarrado después de comer con el ahínco que le caracterizaba un pedazo de comida que llevaba oculto un imperdible. Desde entonces, en el sur de la provincia de Pontevedra las nuevas generaciones aprenden su nombre como sinónimo de algunas cosas, y ahora cuenta con un grupo de amigos en Facebook , y un documental intenta convertirlo en icono sociopolítico de un tiempo y un lugar. (...)
El cabeza verde africano, nacido hacía unos 20 años en Mozambique, viajó a Galicia en 1987 con otro compañero, Coco, de mano de un marinero. Xaime Rei, regidor de Redondela, alcalde entonces y todavía hoy, adoptó a los animales y les construyó una celda en plena Alameda. Pasado el tiempo, Coco murió, y Paco, solo y deprimido, se masturbaba compulsivamente todo el día. Protestaron primero los paseantes del parque, y después el grupo ecologista XEA, al que le preocupaba más la triste vida enclaustrada del mono que su fruición onanista. Llegado el año 91, y con un simio desquiciado en sus jardines, el alcalde (que no ha querido recordar aquello en el documental) pidió auxilio al concejal responsable del zoo de Vigo, Antonio Nieto Figueroa, Leri, y éste acudió con las cámaras de televisión a medir con un metro no sólo la jaula, sino el miembro viril del primate. A partir de esa escena, se generó todo un circo en torno al pobre Francisco, que según critica Pastoriza "fue el que se comportó de manera más humana".
El 26 de marzo, Leri se llevó a Paco (él lo llamaba Paco el Golfo), al zoológico de A Madroa, dispuesto a entregarle un harén de cuatro monas. Los colectivos feministas, al enterarse de la noticia, se levantaron en armas, y el edil aún echó más leña al fuego invitándolas a meterse en la jaula y participar en el consuelo del mono. Al final, la desgracia de Paco (perteneciente al mismo género, Cercopithecus, que se cree que transmitió el sida a los humanos), continuó. Se prendó de una simia llamada Vigo, pero ésta lo rechazaba, y a los nueve meses alguien lo mató sin que hubiese valido para nada tanta polémica y tanto pleno municipal.
Con Paco y con el año 91 murió una época. En el mundo estalló la Guerra del Golfo y la URSS llegó a su fin. Vigo, por su parte, decía definitivamente adiós a la movida." (El País, ed. Galicia, Galicia, 06/05/2010, p. 08)
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