"Empiezan tiempo de dificultades, en Cataluña. La
primera la sufrirán TV3 y Catalunya Radio, que tienen el peculiar
costumbre de anteponer la palabra «president» al apellido del
presidente, recuerden Presidentmàs. No he visto que se haga con Rajoy, Trump o Macri, por ejemplo.
Será
por un complejo de inferioridad, como si Cataluña fuera tan poco que
fuera necesario invertir su representante de un tono solemne y recordar
su cargo en cada momento, ya que por su aspecto nadie diría que fuera
nada. Con Torra, la cosa no será fácil.
«President
Torra» suena igual que «presidentorra», un superlativo femenino que
evoca voluptuosidad, curvas, sensualidad, hambre sexual. Uno
está tan tranquilo en el sofá, escucha que por la tele hablan de la
presidentorra de Cataluña e imagina que como sustituta del gris
Puigdemont ha elegido una mezcla de Kim Kardashian y Christina
Hendricks.
A
mí me pasó ayer, el desengaño que sufrí al levantar la vista y
encontrar la pantalla ocupada por un señor que imita el peinado de
Anasagasti fue de los que hacen época. No diré que no tenga curvas, de hecho aseguraría que debajo del vestido esconde unas cuantas, pero blandas. Una presidentorra es otra cosa, por favor. Los medios deberían ser más cuidadosos y no crear falsas expectativas.
Presidentorra, por cierto, también sufrirá dificultades. Se
ha filtrado que el anterior presidente, lo que huyó dejando atrás
trabajo, familia y país, no quiere que presidentorra utilice su
despacho. Cada uno tiene sus manías, y las de Puigdemont no se limitan a declarar independencias simbólicas, sino que van más allá.
Como
todos los niños pequeños, tiene un sentido acusado de la propiedad, si
utiliza alguna vez algo, la que sea -un despacho, un cargo, un país- lo
hace suyo para siempre. No será raro ver presidentorra despachando en un Viena cercano a la plaza de Santiago, no sea que el Puigdi se enfade.
Si
por un despacho se pone así, imaginen por la presidencia, por eso todo
el mundo se empeña en repetir que el cargo de presidentorra es
provisional -más que un presidente, tenemos un alférez- cosa que, por
contraposición, nos lleva a la conclusión de que la presidencia de Puigdemont será vitalicia, como las de Kim Jong-un, Idi Amin, Mussolini y otros grandes estadistas.
El despacho es un símbolo, nos recuerda que cuanto más lejos tengamos en Puigdi de nuestras vidas, mejor." (albert soler
, Diari de Girona, 15.05.2018)
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