"El artículo 155 de la Constitución
no solo provocó quebraderos de cabeza en Catalunya y en La Moncloa.
También acabo causándolos en Extremadura, donde la particular versión
que del polémico precepto constitucional hizo el vicesecretario general
de la asociación de consumidores Adicae, Antonio Pulido, ha acabado
costándole una condena por coacciones: coartó hasta delinquir a una
empleada de la delegación de Cáceres al irrumpir en las oficinas
acompañado de varias personas para entregarle la carta de despido al
grito de "¡Voy a aplicar el 155!"
La magistrada del Juzgado de Instrucción número 3 de Cáceres ha impuesto a Pulido una multa de 600 euros, canjeable por un mes de cárcel
o de localización permanente en caso de impago, como autor de un delito
leve (antigua falta penal) de coacciones por el que descarta que deba
indemnizar por daños morales a la víctima.
La sentencia, recurrible ante la Audiencia de esa provincia, absuelve a, resto de los denunciados por la víctima, dos de los cuales solicitaron (y obtuvieron) su perdón tras
reconocer su participación en los hechos por los que habrían tenido que
sentarse en el banquillo, mientras que los otros dos no participaron en
el incidente.
"Un clima de tensión y hostilidad"
Las coacciones se produjeron a finales de noviembre
de 2017, cuando, con el país en tensión por el proceso soberanista
catalán y con la asociación de consumidores en plena convulsión por sus
frecuentes conflictos laborales y por el proceso de segregación de sus
socios extremeños, Pulido "irrumpió de forma inopinada y abrupta" en la delegación de Adicae en Cáceres, a la que llegó acompañado de otros cuatro trabajadores de la misma, narra la sentencia.
Pulido hizo que uno de sus acompañantes llamara a la
puerta y, al estar Adicae especializada en fraudes bancarios, se hiciera
pasar por un consumidor que planteaba un problema con una cláusula
suelo, con lo que consiguió que la joven le abriera.
Nada más abrir, Pulido "se introdujo de forma
sorpresiva y violenta en la oficina", de tal modo que la empleada tuvo
que apartarse para no recibir un golpe, "todo ello con intención de conminarla para que abandonase las instalaciones y notificarle la decisión de despido", señala la resolución.
Pulido creó "un clima de tensión y hostilidad" mientras gritaba "que había decidido aplicar el 155",
anota la sentencia, que concluye que este se encontraba "en estado de
alteración y gran agitación, lo que provocó que se sintiera intimidada"
la víctima.
"Agáchate nena y chupa"
La jueza enmarca el episodio en el conflicto que en
aquella época enfrentaba a Adicae Extremadura y a Adicae estatal,
intensificado cuando, tres semanas antes, la asamblea de la segunda
había decidido romper su relación con la segunda. Eso, que aparentemente
sería el origen del desgraciado paralelismo entre la aplicación del 155 y un mero conflicto
entre entidades privadas, llevó a la central a ordenar el despido de
quienes habían sido sus trabajadores, lo que ha había provocado un
incidente similar en la sede de Badajoz.
En este caso, la magistrada concluye que Pulido fue a
notificar el despido "sin hallarse legítimamente autorizado para
realizar dichas actuaciones" y "coartando su libertad [a la empleada]
mediante el empleo de vías intimidatorias” y "utilizando la compulsión
para obligar[la]" a abandonar el local.
No es la primera vez que el vicesecretario general
de Adicae se pone en evidencia por un asunto relacionado con los
conflictos laborales en la entidad. La más sonada, por su trascendencia
mediática, se produjo cuando, hace un año, respondió "agáchate nena y chupa" a una tuitera que había difundido una información de Público sobre la veintena de condenas que acumulaba la asociación por pleitos con sus trabajadores.
Pulido acabó pidiendo "disculpas oficiales por lo
desacertado de mi comentario" unas horas después y tras recibir un
aluvión de críticas en la red.
Dos testimonios de apoyo
En el caso de Cáceres, añade la sentencia, la versión de la denunciante se ve corroborada
por los testimonios de otros dos trabajadores, además de por los
escritos de alegaciones que presentaron los dos denunciados que acabaron
obteniendo el perdón.
Una limpiadora aseguró que también se sintió
intimidada al ver cómo Pulido "enseñaba unos papeles a la denunciada y
le decía, en un tono elevado [de voz] y en un estado de nerviosismo, que
no tenía que estar allí, presionándola para que se marchara".
Otro, que "comenzó a escuchar golpes y gritos,
cortándose la comunicación", mientras hablaba con alguien que se
encontraba en la sede de Cáceres cuando entraba en ella Pulido, decidió
acercarse al temer que pudiera producirse un incidente violento como
había ocurrido en Badajoz.
Al llegar se encontró a la víctima "llorando y nerviosa" y al vicesecretario general "gritando, sosteniendo un papel y diciendo que 'iba a aplicar el 155', en un tono [de voz] elevado". (Eduardo Bayona, Público, 06/12/19)
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