"El ministro de Justicia ya tiene una solución para intentar que no se
 repita el show que nos ofrecieron el Ministerio de Hacienda y la 
Agencia Tributaria a cuenta de la detención por horas de Rodrigo Rato. 
Multar a medios de comunicación sobre investigaciones judiciales en las 
que se haya declarado el secreto de sumario. Si no puedes impedir que la
 gente se entere sobre la corrupción en el PP, al menos mete miedo a los
 periodistas que se atreven a informar sobre la corrupción en el PP. 
Sería además una buena excusa para los medios que no informarían sobre 
eso ni aunque les torturaran con astillas ardiendo.
No se trata tanto de intimidar a aquellos que en la Administración se
 atreven a contar a un periodista que algo huele a pescado podrido. La 
ley ya castiga eso a través del delito de revelación de secretos. Su 
objetivo es intimidar a los medios, tanto a los que sacan esas 
informaciones, básicamente la prensa y los medios digitales, como a los 
que los rebotan (algunas cadenas de televisión).
Curiosamente, y eso no debe sorprendernos, cuando es el Gobierno el 
que filtra información confidencial, no hay ninguna ley que se vulnera 
ni es necesario introducir ningún debate. A veces, ni siquiera es 
necesario que se haya iniciado un proceso judicial para poner en marcha 
la máquina de filtrar al servicio del partido del Gobierno.
 Ocurrió por 
ejemplo cuando El Mundo anunció que el alcalde de Barcelona, Xavier 
Trias, tenía cuentas secretas en el extranjero. El Gobierno podía 
haberse hecho el loco y decir que no tenía nada que ver con esa 
información.
Pero no, el ministro de Interior se delató en el Congreso al decir 
que esa denuncia se iba a judicializar en cuestión de días. Desde 
entonces no se ha sabido nada más. (...)
Todo resulta diferente cuando varios medios informan de que el PP ha 
tenido una caja B desde siempre, o de que un tesorero del PP ha amasado 
una fortuna gracias al hecho de que era el tesorero del PP. En ese caso,
 entran en escena conceptos como los límites de la libertad de 
expresión, el respeto a los procedimientos judiciales o la presunción de
 inocencia. 
Y cuando no es suficiente, siempre se pueden borrar los 
discos duros de los ordenadores. Por lo que se ha visto en los últimos 
meses, eso ni siquiera es delito. Es como una actualización de Windows, 
pero al revés.
Tampoco hay que escandalizarse ni reclamar un debate público cuando 
de forma mágica aparecen en los medios información confidencial de 
Hacienda sobre casos en los que el PP puede obtener algún tipo de 
beneficio. Véase los muy diferentes casos de Monedero o Rato. En otra 
época, nunca nos hubiéramos enterado de esas cifras. Ahora la maquinaria
 del Estado cuenta con filtraciones interesadas que ningún fontanero 
puede tapar.  (...)
No nos engañemos. Si alguna medida contra los medios se pone en práctica
 este año, no procederá del despistado presidente que nos dice que ya 
nadie habla del rescate a España y que se entera de todo por la prensa 
(y eso que el Marca no tiene sección de tribunales), sino de la pequeña y
 risueña vicepresidenta."              ( 
 
 
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