"(...) Este jueves, su diario cómplice, El Mundo, publica su
habitual ‘columna’, que titula “Muere Emilio”. El Emilio al que se
refiere es, claro, Botín. Un ricachón a quien la mente de un ser de
mente torturada, y más que posiblemente de infancia infeliz, como debe
haber tenido Sostres, necesita lamer el culo ‘enfrentándolo’ con los que
él llama en diferentes momentos “pobre”, “turba”, “canallas de los
escraches”, “quejica de pancarta”, “mediocres” o “pequeñas bestias
vegetarianas”.
El fofo Sostres, el adjetivo no tiene que ver con su apariencia física, comienza masturbando su ego con esta supuesta provocación: “Que muera un pobre es importante para los familiares pero que muera un rico es trágico para España”.
Porque cuando habla de “pobre”, “quejica de
pancarta” o “pequeña bestia vegetariana”, el reprimido y malquerido
escribidor de El Mundo, parece pensar que si estos son españoles su
situación está todavía más agravada.(...)
Y a partir de este arranque, Sostres concluye su párrafo inicial con
otras dos ‘perlas’ enlazadas: “Lo fundamental en un país son sus ricos y
la turba es intercambiable”, y “lo que da identidad, elegancia y
distinción a un país son sus millonarios”. (...)
“La muerte de Botín sería un drama en cualquier país
civilizado y en España la moda es insultar a los banqueros; pero si la
riqueza tuvieran que crearla los canallas de los escraches nos habríamos
muerto todos de hambre”, piensa Sostres.
O también: “Botín fue mejor que cualquiera que se quejó de
un banco. Botín aportó más bienestar e hizo más caridades de lo que
jamás han hecho por los demás los de la denigrante infamia de ir a
buscar a las personas a sus casas. Los puestos de trabajo que Botín creó
han sido más importantes que la lamentable acción de cualquier
sindicato”. (...)
“Si todavía tienes algún derecho, oh quejica de cada
pancarta, es porque Botín te lo paga -escribe-. ¿Quién crees que
mantiene la socialdemocracia? ¿Quién crees que financia las conquistas
sociales? ¿Quién la sanidad de tu hijo, su escuela, tu subsidio? ¿Los
sindicatos? ¡Madura, por el amor de Dios! Si fueras la mitad de imbécil y
el doble de agradecido, seríamos un país más rico, y más refinado”.
No es sólo que Sostres no tenga la curiosidad de preguntarse
del trabajo de quién sale el dinero que convirtió en inmensamente rico a
este “Emilio” de su columna, y a los demás “emilios” que hay en España y
en el mundo. Es que además, él, que por cierto es de familia acomodada,
pero en la que también saben lo que supone, para lograrlo, tener que
callar y cumplir con el derecho de pernada y servir a los ricos que
tanto admira, da a entender que nuestros derechos de ciudadanos dependen
de que graciosamente nos los den o no aquellos que “dan elegancia,
identidad y distinción al Estado”; o sea, los millonarios. (...)
‘Pensamiento’ que le permite concluir su columna con este
párrafo: “Él cumplió con su misión y la vida de mucha gente fue mejor
gracias a su paso por el mundo. ¿Qué has hecho tú, pequeña bestia
vegetariana? Pues anda, cállate”.
Una línea de argumentación que tan cara es para quienes se mueven en el actual Gobierno y sus cercanías, políticas y mediáticas." (F. Medina , Público, 11/09/2014)
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