29/1/21

Que las elecciones catalanas suponen un peligro es innegable, y hay que ser malvado para insistir en celebrarlas. El peligro es que pierdan cargo y sueldos toda una legión de consejeros, asesores, directores generales y secretarios, colocados por este gobiernillo... Los jueces están jugando con la salud de muchos catalanes, en concreto de todos los que viven bien gracias al lacismo, que no son pocos...

 "Que las elecciones catalanas suponen un peligro es innegable, y hay que ser malvado para insistir en celebrarlas. El peligro, más cercano que nunca por culpa de un Tribunal Superior insensible al sufrimiento de tantos catalanes, es que pierdan cargo y sueldos toda una legión de consejeros, asesores, directores generales y secretarios, colocados por este gobiernillo.

 Es natural que insistan en postergar tan peligrosas elecciones, yo creo que más que aplazarse las, las deberían suspender para siempre. Un decreto declarando prohibidas para siempre las elecciones y estipulando que de aquí en adelante cada gobiernillo podrá designar a dedo a su sucesor, no sería menos ilegal que lo que han intentado redactar para aplazarlas, y les ahorraría el revuelo de ponerse en manos de los electores, que nunca sabes por donde te pueden salir.

 La salud de los catalanes no es ningún problema. Qué nos podría paser con la Covid por ir a votar, cuando hace meses que la crisis sanitaria nos la gestionan sesos de la talla de los Vergés, El Homrani, Budó, Presidentorra, Aragonés, etc. Si hemos sobrevivido a esta plaga, bien podemos superar una votación dominical.

 La culpa es de los jueces, que tienen la mala costumbre de hacer cumplir la ley, estas cosas no pasarían en la republiqueta. Ni dejan aplazar las elecciones ni permiten que los cargos electos se salten la ley ni nada, al final pretenderán que los políticos catalanes estén sometidos a la justicia, como si fueran ciudadanos normales. 

Pere Aragonés, el increíble niño barbudo, explicó claramente ayer que la inhabilitación del casi ex consejero de Exteriores no tenía ni pies ni cabeza, porque lo que hizo como alcalde fue ponerse al lado de su pueblo. Al igual que los alcaldes de Alabama, que no movían una ceja cuando el pueblo linchaba a un negro acusado de haber mirado con malas intenciones una mujer blanca. Si sus ciudadanos se saltan la ley, la obligación de un alcalde llacista es no sólo apoyarlos, también ayudarles en lo que sea posible, ya sea ofreciendo una urna o una cuerda de cáñamo.

 Pero los jueces, no. Ellos, tercos a hacer cumplir la ley. Deberían entender que estamos en plena pandemia, lo que convierte estos elecciones en enormemente peligrosas. ¿Y si por culpa de la Covidien los ciudadanos se han dado cuenta de que nos gobiernan unos impresentables? A los jueces eso les da igual, porque ellos han hecho oposiciones y tienen trabajo seguro, pero deberían pensar en el gobiernillo. ¿Dónde podrían ir a mendigar un puesto de trabajo personajes como Aragonés, Budó o Vergès, todos con familia que mantener y elevado tren de vida que continuar?

 -Presidente €

 -Vicepresidente con funciones de presidente, si me hace el favor.

 -Lo que sea. Pero piense que la pandemia puede provocar que los votantes olviden que lo importante es creer en la republiqueta que les prometemos, y empiecen a preocuparse por nimiedades como su salud y su trabajo, incluso para su propia vida, como si esto fuera sustancial. 

 Votar ahora, en estos momentos críticos, significaría que los ciudadanos -dios no lo quiera- valoren la gestión desde gobernantes en lugar de sus promesas y sueños, como han hecho durante la última década. Los jueces están jugando con la salud de muchos catalanes, en concreto de todos los que viven bien gracias al lacismo, que no son pocos."              (Albert Soler, Diari de Girona, 22/01/21)

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