"Fue un buen susto, una buena forma para acabar de despertarse un
lunes a las nueve de la mañana. Cuando el tren entró en el túnel la
fuerza de succión arrancó una de las ventanas. Ni el maquinista ni el
revisor advirtieron lo sucedido hasta que un pasajero se acercó a la
cabina y le avisó con sorna.
“Oye, que vas perdiendo ventanas”, explica
la viajera Maria Santacana. La respuesta fue un aturdido: “¿Que qué?”,
que se convirtió en sorpresa cuando el maquinista sacó la cabeza de la
cabina. El Regional Exprés finalmente hizo parada en Salomó, donde el
pasaje del primer vagón se vio obligado a redistribuirse como pudiera
por el resto del convoy.
Hubo quejas de los viajeros. En cuestión de minutos habían pasado de
la angustia a la crispación. “Se notaba que el revisor estaba tenso”,
explica otra testigo, Laura Nadal. Tres o cuatro pasajeros exigieron un
nuevo convoy en condiciones.
Pero el tren sin ventana continuó su marcha
hasta Barcelona “con objeto de no alterar sus desplazamientos”, explica
Renfe, que aduce que el incidente “tiene como origen más probable un
impacto anterior a la entrada en el túnel, unido a la propia onda de
presión que se produce al circular el tren por un túnel”. Los testigos
hablan de una goma en mal estado que no resistió más viajes. (...)" (El País, 04/11/2013)
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