26/11/08

La primera cruxifición de la cristiandad, la egiptóloag, el físico nuclear, el Eusko-tren y el resto de la pandilla

"La semana que hoy termina podría denominarse 'la del calvario' porque fue el miércoles cuando cinco investigadores destaparon el fraude del dibujo de la crucifixión de Jesús grabado en una cerámica del siglo III, en el yacimiento alavés de Iruña-Veleia.

Además de desmontar el supuesto descubrimiento de la primera cruz de la Cristiandad hasta ahora conocida, los expertos calificaron de «burdas invenciones» de época contemporánea las palabras escritas en euskera, junto a términos en latín, hebreo o en lenguaje jeroglífico. Después de dos años y medio de engaño -los hallazgos se presentaron en junio de 2006- la arqueología alavesa se ha visto envuelta en un segundo escándalo, no menos monumental que el de las pinturas rupestres de Zubialde. (...)

En noviembre de 2006, tres acreditados catedráticos de la Universidad del País Vasco -Joaquín Gorrochategui, Joseba Lakarra y Juan José Larrea- hicieron públicas sus sospechas sobre la falsedad de las colecciones epigráficas. Sus voces no fueron escuchadas por el director de las excavaciones, el arqueólogo Eliseo Gil, ni por ninguna institución. Así, la bola de Veleia crecía y crecía con la puesta en circulación de nuevas teorías sobre la llegada del cristianismo al País Vasco o el origen alavés del euskera.

Frente al cuento, las explicaciones científicas resultaban aburridas y farragosas. Por el contrario, el relato de Eliseo Gil sonaba fantástico. Sólo así puede entenderse la historieta de la rica familia que vivía en la casa de Pompeia Valentia, una villa de más de mil metros en la que, en el siglo III, se habilitó una escuela para niños, que hablaban en euskera. El maestro, un oriental -con toda probabilidad un egipcio-, les enseñó la escritura jeroglífica, desaparecida quinientos años antes, además de latín. El mismo pedagogo pudo ser el transmisor de la doctrina de Jesús.

¿Cómo una mentira de este calibre y con vocación de cambiar la historia ha durado tanto tiempo? La respuesta no es fácil. Sobre todo porque son pocos los expertos que quieren hablar en público para no mezclarse con tan chusca manipulación. En privado sí hay argumentos para explicar lo ocurrido.

El primero es, sin duda, la precipitación al presentar los hallazgos. Si es verdad que las piedras, huesos y cerámicas con textos y grabados se encontraron en 2005 y 2006, los expertos no tuvieron tiempo suficiente para estudiar dos colecciones -la de temática cristiana y la de textos en euskera - que sumaban más de mil piezas. Prueba de ello es que algunos de l os investigadores se quejaron, después, de que apenas habían visto el material. (...)

Nadie entiende que el responsable de las excavaciones no se rodeara del mejor equipo para validar o no las inscripciones. Pero no lo hizo. En la invitación para acudir a la presentación de los descubrimientos se anunció la participación en el acto de la egiptóloga de la Universidad de Barcelona Montserrat Rius. Más tarde se dijo que era miembro del equipo de Arqueología de la Universidad de Tübingen (Alemania). A día de hoy, ningún entendido en la materia tiene referencias sobre la supuesta especialista en Egiptología.

Para las sofisticadas pruebas de laboratorio, se contó con Rubén Cerdán, quien se presenta como físico nuclear. ¿Lo es? Responsables del Ayuntamiento de Legutiano, donde trabajó como técnico de Medio Ambiente y no le fue renovado el contrato, señalan que «nunca vimos el certificado académico». Él, en cambio, asegura que terminó la carrera en la Universidad de Tel Aviv (Israel). El título, como comprobó EL CORREO en el Ministerio de Educación y él mismo admitió, no ha sido convalidado en España. Eliseo Gil guarda silencio.

Precipitación e inconsistencia académica de algunos expertos son los dos ingredientes principales del último 'calvario' de la arqueología alavesa. El tercero es el respaldo ciego de las instituciones a una noticia «que nos llenó de ilusión», comenta un ex responsable de la Diputación, propietaria del yacimiento y de un importante museo de Arqueología que ahora va a estrenar nueva sede.

Tampoco se cuestionó nada el Gobierno vasco que, a través de EuskoTren, financia la excavación. Además, el Obispado de Vitoria bendijo los hallazgos en dos ocasiones a través de sus boletines. La primera vez informa del descubrimiento. En la segunda, en 2007, defiende la «solvencia» del equipo investigador frente a las sospechas. En esta historia, la diócesis también carga con su cruz.


El estigma de Zubialde


El 13 de marzo de 1991, el mundo entero conocía el hallazgo de pinturas prehistóricas en una cueva de Zigoitia, en la vertiente sur del Gorbea, denominada Zubialde por el río que pasa junto a ella. En palabras del entonces diputado de Cultura, José Ramón Peciña, se trataba del «mayor hallazgo prehistórico de la última década y el más importante del País vasco». A la rueda de prensa de presentación asistieron los tres arqueólogos vascos más prestigiosos del momento, Jesús Altuna, Juan Mari Apellaniz e Ignacio Barandiaran, que habían elaborado un informe preeliminar que daba por buenas las pinturas. Su presencia era la mejor prueba de que aquello que se presentaba era auténtico y estaba avalado por la ciencia. Sin embargo, el mayor protagonismo se lo llevó el descubridor de la caverna, Serafín Ruiz, un estudiante de Historia y espeleólogo.

Era tal la emoción que se respiraba por tan importante hallazgo que nadie cuestionó nada. Las 75 representaciones que se habían encontrado -luego aparecieron más- correpondían a las fases media y superior del período Magdaleniense del Paleolítico Superior, entre los años 13.000 y 10.000 antes de Cristo aproximadamente. Serafín Ruiz, el descubridor, que había pasado siete meses sin decir nada a nadie desde que las descubrió hasta que lo dio a conocer a la Diputación, recibió 12,5 millones de pesetas.

Con estropajo

Así de feliz estaba todo el mundo haciendo planes de una réplica de la gruta para poder ser visitada cuando el semanario 'The European' reprodujo un artículo de dos arqueólogos, Peter Ucko, de la Universidad de Southampton y Jill Cook, del British Museum. Les había bastado con ver las fotografías para concluir que los mamuts y rinocerontes de Zubialde habían desaparecido del sur de Europa miles de años antes de que los pintara algún hombre. Para los ingleses, eran falsas. Sólo habían pasado diez días de la rueda de prensa. La sombra de la duda ya estaba lanzada.

Año y medio después se despejaba. El mismo equipo de antropólogos formado por Altuna, Apellániz y Barandiarán concluía, después de un profundo estudio, que eran falsas. «Sin que pueda excluirse absolutamente que algunos temas fueran antiguos, hay que reconocer que la práctica totalidad de las figuras ha sido manipulada recientemente», dice el informe definitivo. Se encontraron fragmentos de estropajo. El presidente de la asociación internacional de Arte Rupestre y máxima autoridad mundial en esta materia, Jean Clottes, lo calificó como «monumento a la falsificación». Serafín Ruiz fue obligado tras un largo proceso judicial a devolver el dinero entregado."
(Fuente: El Correo, 23/11/2008. Citado por: Fundación para la libertad)

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