Infantilismo nacionalista:
Chámase Ricardo Parrota e ten –el coma os seus fillos- nacionalidade española. Parrota, que emprega o pseudónimo Pepe Muleiro para escribir os seus libros como o novo 'Super chistes gallegos', tomouse de broma a denuncia por discriminación presentada contra el, aínda que aclarou que non ten a 'intención de ofender a ninguén'. (…)
'Eu fago chistes de todo tipo, non só de galegos, e vendín máis de dous millóns de exemplares dos meus libros. Todos os anos fan este tipo de manifestacións', indicou. (…)
Los del llano, se ríen de los brutos que son los de la montaña. Los castellanos, de los gallegos. Los catalanes, de los charnegos. Los vascos, de los maketos.
Siempre, desde que el mundo es mundo, los de la ciudad se ríen de los de la aldea, y los ricos, de los pobres. De los diferentes. De los que comen con la boca abierta. De los que saben lo que es la miseria, el hambre. De los que trabajan con las manos. De las minorías.
Y la cursilería políticamente correcta no va a acabar con eso.
Esperemos. Seria mucho peor y profundamente estúpido, sin el más mínimo sentido del humor, que los pusilánimes protagonizaran la innecesaria defensa de los campesinos, de las criadas, de los barrenderos. Como si lo necesitaran, cuando sólo lo necesitan ellos, los pequeños de espíritu. Los espíritus sensibles de medio pelo nacionalista. Como dice seguidamente, Ramón Reboiras:
“No conozco el contenido del libro en cuestión, pero sí su música cuartelaria y el insoportable tonillo que desde casi bebés tenemos que soportar los gallegos de toda condición. No conozco el contenido, pero he oído miles de veces la definición del personaje gallego por excelencia, del hombre de los chistes que nos ampara: sucio, ahorrador hasta la miseria, trabajador nato, desconfiado cerril, inculto, supersticioso.
Me gustaría conocer al señor Parrota, por lo que veo tiene orígenes italianos lo que en Buenos Aires es señal de competencia comercial con los gallegos, un poco zapateros, ellos, contra lecheros, nosotros, me gustaría conocer al señor Parrota, disfrazado para la ocasión de Pepe Muleiro, y darle una oportunidad: si al décimo chiste no me río le condeno a escuchar el pasodoble Ponteareas 300 veces seguidas por el ipod y si después de eso me sigue contando chistes de gallegos le invito a que lea el pregón en la Festa do Carneiro de mi pueblo a ver si tiene güevos.
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