"Será que mi inglés es más que malo, infame, pero juraría que los que asaltaban el otro día el capitolio, lo hacían al grito de «las calles serán siempre nuestros». Sólo faltó que en lugar de alguien disfrazado de búfalo, hubiera alguien con uniforme de bombero, porque el paralelismo fuera total.
Uno ve en Trump con su peinado estrafalario, un populista que se salta la ley a la menor oportunidad y atribuye sus errores a componendas extrañas, y acaba convencido de que se llama Trumpdemont y viene de familia pastelera.
Estoy seguro de que en cualquier momento Donald Trump publicará un tuit apelando al mandato popular, convocará a todo su gobierno el lunes en la Casa Blanca, y a continuación se esconderá en el maletero de un coche para huir de la justicia hasta Waterloo, cosa nada sencilla desde Washington, convirtiendo la ciudad belga en sede de la asamblea mundial de los líderes populistas.
Desde la antigua Casa de la República, reconvertida en Refugio de los Líderes Tronats, Trump se autoproclamará presidente legítimo en el exilio, y ya serán dos. Los catalanes somos los primeros interesados en que las cosas vayan así, que el alquiler entre dos sale siempre más barato que si vive uno solo, y empezamos a estar hartos de sufragar el tren de vida del Vivales.
El problema es que el Vivales hace tiempo que vive alejado de la realidad, y si le dicen que el nuevo compañero de exilio viene de la Casa Blanca, él entenderá Casablanca y pensará que su nuevo amigo de la gabardina es el dueño del Rick 's Cafe. Suerte que tiene a mano a Comín y su piano, compañeros de fatigas y de fugas, para recibir al nuevo inquilino como se merece. Comín no es negro, pero una palabra de líder y se tira cinco horas de solarium para satisfacerlo.
- Tócala una vez más Toni, en recuerdo de los viejos tiempos- y el fiel Comín entonará de nuevo La Estaca, en memoria de aquel día en Cadaqués, con la paella de Rahola, cuando tú vestías de azul y los turistas alemanes de gris.
En largas charlas al atardecer, los dos líderes competirán para ver qué canal televisivo está más adiestrado a su favor, si TV3 o la Fox, y se explicarán mutuamente las penas.
- Yo no quería huir como un conejo, Donald, pero me dijeron: «Si no subes el maletero de este coche, te arrepentirás. Quizás no hoy, quizás no mañana, pero pronto y por el resto de tu vida ». Subí, y aquí estoy.
La de Trump y Vivales puede ser el inicio de una gran amistad. Uno no puede dejar de imaginarlos, juntos en la ventana, abrazados, mirando hacia el infinito, el catalán hablando al oído del americano.
- ¿Son los latidos de mi corazón, o son los porrazos de la Guardia Civil a los pobres ilusos que me hicieron caso y fueron a defender urnas?
A estas alturas, en Donald Trump ya se dará cuenta que incluso para él es excesivo compartir vivienda con un Vivales, un pianista y un tendero de barba blanca que asegura estar en el exilio. Terminará marchando a un lugar más mentalmente estable pero, educado como es, no dejará de despedirse como «Casablanca», que si esta buena gente confunde la película con la residencia del presidente estadounidense, no será él quien los desilusione.
- Te echaré de menos, Carlos, eres la única persona de Waterloo con menos escrúpulos que yo." (Albert Soler, Diari de Girona, 14/01/21)
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