"El conocido como síndrome de
la esposa idiota, que tuvo su primera víctima en la pequeña y graciosa
exministra de Sanidad Ana Mato, y que se caracteriza por ignorar la
presencia de un automóvil Jaguar en el propio garaje de la persona
afectada, además de responsabilizar al propio cónyuge de que un mafioso
vierta siete toneladas de confeti sobre su hijo de ocho años, está
dejando de atacar únicamente a las mujeres del Partido Popular.
Según los médicos, el
trastorno psicológico consistente en olvidar todos aquellos episodios de
la vida en los que la decencia y la dignidad han estado completamente
ausentes acaba de ser detectado en los cinco ex dirigentes del Gobierno
del expresidente José María Rebuznar que han declarado esta semana como
testigos imbéciles en el juicio de la trama delictiva Gürtel.
Todos ellos mostraban los
mismos síntomas que en su día fueron diagnosticados a la exministra Ana
Mato. La piel y los músculos de la cara se tornan de una dureza tan
extraordinaria que hasta el mejor maestro dinamitero especializado en
explosivos para canteras de granito sería incapaz de hacer saltar por
los aires.
Una ligerísima
sonrisa, muy similar a la del dragón de Komodo, se les dibuja al mismo
tiempo en la comisura de los labios mientras los fiscales tratan de
refrescarle la memoria con datos muy fríos e incluso pueden llegar a
eyacular excitados por la desesperación de los fiscales o escribir una
poesía sencilla sobre la justicia, la gamba rallada de Denia y el Credit
Suisse de Ginebra.
La Real Academia de la
Lengua, por su parte, ha incorporado al diccionario la expresión “no me
consta” como conjunto de vocablos utilizado por un sinvergüenza para
comunicar ideas similares a “me suda la polla”, “joder, con la puta
democracia” o “cómeme los huevos, fiscalucho de mierda”. (Toni García, Rokambol news, 21/06/17)
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