"No hay ningún lugar mejor para hacer negocios en estos momentos que Soto del Real. Está todo el mundo ahí dentro. Empresarios, políticos, estafadores, condenados por alzamiento de bienes... Hasta el presidente de un club de fútbol.
Ahora mismo, es más fácil hacer contactos dentro de Soto que fuera. Lo tienen todo. Y como además pasan el día juntos y tienen tiempo libre de sobra, aprovechan para conocerse y planear nuevas operaciones para cuando vuelvan a estar en la calle”.
Habla un abogado que prefiere ocultar su nombre. Acaba de desplazarse a esta cárcel, situada a 43 kilómetros al norte
de Madrid, para visitar a varios de sus clientes. Tiene tantos
delincuentes económicos dentro que todas las semanas pierde una mañana o
una tarde enteras reuniéndose con ellos en la sala de locutorios. Y lo
que comenta, la gestación de nuevas tramas corruptas
entre las paredes de Soto del Real, es un fenómeno incipiente provocado
por la alta concentración de corruptos en este centro penitenciario.
Nunca antes habían dormido en sus 78.000 metros cuadrados tantos presos
conocidos por casos tan distintos.
La Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Policía Nacional desarticuló el 24 de mayo una de las alianzas que ya ha parido la elevada presencia de delincuentes de cuello blanco entre los muros de Soto. Sus agentes arrestaron a 13 miembros de la nueva organización que lideraba José Luis Aneri,
detenido ya en febrero de 2014 por un presunto fraude en los cursos de
formación para trabajadores de la Comunidad de Madrid de 4,4 millones de
euros. Esa causa todavía se está investigando en el Juzgado de
Instrucción número 9 de la capital, pero Aneri no esperó a que hubiera sentencia para regresar al negocio.
Con todas las cuentas y viviendas embargadas por ese primer procedimiento en su contra, Aneri recibió hace unos meses la ayuda de un ilustre vecino para montar otra red societaria, Antonio Arroyo Arroyo, famoso por ser el mayor estafador hipotecario de España. Se le atribuyen más de 500 viviendas
y todas las ha conseguido con el mismo método: prestando dinero a gente
sin recursos a tipos de interés impagables. Después, salda las deudas
quedándose con los avales de sus víctimas.
Aneri y Arroyo se conocían del barrio y habían oído hablar el uno del
otro. El primero vivía en el número 6 de la calle de Rosario Pino de
Madrid, y el prestamista hipotecario,
en el 8. Según fuentes próximas a la investigación, Arroyo sabía que
Aneri estaba pasando por dificultades y decidió ofrecerle dinero y un
despacho en sus oficinas de la calle de Infanta Mercedes para comenzar a
trabajar juntos.
Lo primero que hicieron fue constituir un pelotón de
sociedades instrumentales controladas por testaferros rumanos.
Querían volver a captar ayudas para la formación de trabajadores,
simular que realizaban los cursos y quedarse el dinero. Sus planes
estaban avanzados. Ya habían realizado gestiones para cazar hasta 12 millones de euros de esa línea de fondos públicos.
Pero Aneri decidió completar el puzle de su nuevo fraude con un tercer amigo, Iván Losada Castell, condenado por la estafa del caso Marsans. El expresidente de la CEOE y propietario de ese grupo turístico, Gerardo Díaz Ferrán,
lo utilizó para traspasar todos sus activos a empresas instrumentales.
En 2012, Losada fue detenido y enviado a prisión, pero solo estuvo unos
meses. Al salir regresó a su Castellón natal y entró en otros sectores. Acababa de montar una supuesta fundación de ayuda a los niños y varias empresas de eventos culturales.
Aneri lo sabía y propuso a Losada utilizar esa infraestructura para
ocultar parte de las ayudas para cursos que esperaba conseguir. Los dos
fueron detenidos, al igual que Arroyo, en la operación del 24 de mayo.
Cuando
los agentes detectaron la trama, la primera pregunta que se hicieron
fue cómo habían entrado en contacto dos delincuentes como Aneri y Losada,
procedentes de tramas tan distintas y con domicilios diferentes.
La
respuesta estaba en Soto del Real. Los dos habían coincidido hace tres
años en uno de los 14 módulos de la prisión. Fuentes próximas al caso
confirman que trabaron relación durante su estancia y que continuaron en
contacto cuando volvieron a la calle. Las intervenciones telefónicas de
los siete últimos meses han acreditado el estrecho vínculo que les unía
en la actualidad. (...)
Pero también tienen a mano a otros presuntos delincuentes con los que
aliarse. Anoche, durmieron entre las paredes del módulo 1, el más
tranquilo de todos, tres imputados en la operación Lezo: el expresidente de la Comunidad de Madrid Ignacio González, su hermano Pablo y el exdirectivo del Canal de Isabel II Edmundo Rodríguez Sobrino.
En el módulo 13 de mujeres se encuentra otra imputada en Lezo, la ex
directora financiera de la empresa pública del agua María Fernanda
Richmond. Por su parte, en el módulo 4, tranquilo igualmente, están
alojados el cerebro de la operación Rimet, el expresidente del FC
Barcelona Sandro Rosell, y el hijo mayor del expresidente de la
Generalitat de Cataluña Jordi Pujol, Jordi Pujol Ferrusola. Por último,
en el módulo 10, reservado para los reclusos que estudian en la UNED, se
encuentra Díaz Ferrán.(...)
Pasan tantos clientes ilustres por Soto del Real que los mejores
abogados penalistas de España quedan últimamente en las instalaciones de
la prisión para reunirse y comentar otros asuntos. “Si lo piensas, al final por allí tenemos que pasar todos. El momento en que más abogados acudimos es el viernes por la mañana,
que suele haber menos señalamientos y citaciones que el resto de días,
pero también vamos mucho por las tardes”, explica el letrado a este
diario.
“No tenemos más remedio que vernos en el locutorio,
que es donde nos reunimos con los clientes. Hay muchas cabinas, pero
tienen paredes de cristal. Y desde que llegas hasta que traen a tu
defendido, no tienes nada que hacer. Así que aprovechas para hablar con el resto de colegas”. (...)
“Al final te juntas con los que tienen el mismo perfil que tú y hablas
de lo que te interesa. Yo dentro de la cárcel solo hablaba de eso. De
negocios y de qué vas a hacer cuando salgas”, explica un imputado múltiple
por un conocido escándalo de corrupción que ya ha salido a la calle en
libertad provisional, aunque asume que la sentencia lo tendrá de nuevo
entre rejas una larga temporada. “La cárcel sirve para refrescar la agenda”,
continúa.
“Tienes a mano a un montón de gente que te ofrece todo tipo
de servicios. Un pasaporte falso, un tío con sociedades u otro que sabe
cómo sacarte del país. Tienes teléfonos y tarifas.
Conoces continuamente a nuevas personas con las que trabajar fuera de la
prisión. Y te pasas horas en el patio hablando de eso. ¿De qué vamos a
hablar si no? ¿De tías? Pero si no hay”. (El Confidencial, 19/06/17)
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