"El concejal cupaire Pep Garganté, más conocido en círculos
políticos como “El Skin del Ayuntamiento”, sufrió el pasado lunes la
amputación traumática de una falange de su mano izquierda, la misma en
la que lleva tatuada la palabra “odio”, mientras él y su compañera de
grupo municipal, la flequillo guaraní María Rovira, guillotinaban una foto de Felipe VI para grabarlo en un vídeo y difundirlo por las redes sociales.
La performance
de los dos ediles catabertzales tenía por objeto solidarizarse con los
últimos detenidos por no presentarse a declarar ante el juez, tras haber
quemado fotos del Rey durante la última Diada.
Garganté fue rápidamente trasladado al Hospital de referencia más
cercano, donde se hizo todo lo posible por reimplantarle el dedo más o
menos en el mismo sitio donde lo tenía, y pasando para ello por delante
de las varias docenas de ancianos que se hacinaban por los pasillos de
Urgencias como viene ya siendo habitual en la Sanidad Pública catalana.
La concejala Rovira, por su parte, hubo también de ser atendida con
tranquilizantes y terapia psicológica a causa del shock sufrido
tras el percance de su compañero, entre grandes gritos y aspavientos
contra el Estado Español invasor y franquista y contra el poder
alienante y opresor del heteropatriarcado.
El concejal, que ya había adquirido una notable popularidad por sus
habilidades rompiendo cámaras a puñetazos, lanzando amenazas a diestro y
siniestro, y amedrentando a médicos forenses por teléfono, organizó al
día siguiente un pollo de los que nos tiene acostumbrados ante las
oficinas del Instituto Nacional de la Seguridad Social, al conocer el
dictamen negativo de los Servicios Médicos a tramitarle la baja por
accidente laboral ante el Ayuntamiento de Barcelona.
Tras el incidente,
sin embargo, recogió toda la documentación y la pasó por el Registro,
con la finalidad de poder tramitar más adelante una pensión como
mutilado de guerra ante la futura Seguridad Social de la República
Catalana independiente.
“Las generaciones venideras erigirán sin duda un monumento en
recuerdo de mi heroicidad y sacrificio, quizá al lado mismo del de
Rafael de Casanovas”, afirmó el rapado y barbado concejal cupaire un poco más tarde ante las preguntas de Charnego News.
“Al fin y al cabo, él tampoco murió durante su gloriosa acción
defendiendo las libertades nacionales de Cataluña, sino que se recuperó
de sus heridas, fue perdonado por el Rey, y envejeció siendo un abogado
rico y respetable. Y yo a abogado no sé si llegaré, a pesar de los
méritos que tengo para ello, pero como mínimo algún puesto como portero
de discoteca siempre tendré garantizado”. (Charnego news, 15/12/16)
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