"¡Qué impresión tener que desmentir tu propia muerte!"
información oficial, de fuentes diplomáticas, nada menos, que ayer por la mañana incluyó al pontevedrés Alberto Pardo Touceda
entre los más de 80 fallecidos en la sala de fiestas Bataclan. «Bufff,
qué impresión tener que desmentir tu propia muerte», aclaró él mismo
cuando se enteró de la confusión.
La noticia conmocionó rápidamente a Pontevedra, pero aún más lo hizo el desenlace que se conoció a media tarde: Alberto está vivo, como confirmó él mismo por medio de una conversación telefónica que mantuvo con su madre y a través de varias entradas en las redes sociales.
Antes de eso, la familia recibió el pésame telefónico del alcalde, Miguel Anxo Fernández Lores,
y de otras autoridades gallegas, y para hoy se habían convocado, además
de los minutos de silencio que celebrarán en muchos ayuntamientos por
los atentados, concentraciones ante todos los centros de salud del área
norte de la provincia de Pontevedra, ya que la madre del joven, Pilar
Touceda, trabaja desde hace más de treinta años en el laboratorio del
Complejo Hospitalario de Pontevedra.
Una llamada muy dura
El relato de los hechos es confuso prácticamente desde el inicio, desde la primera llamada que recibió Pilar Touceda
en su domicilio de Pontevedra anunciándole que su hijo había sido
identificado entre las víctimas del atentado de París.
A ella,
obviamente, se le cayó el mundo encima. Y tal fue el shock que sufrió
que por la tarde, ya con el desenlace feliz, no era capaz de concretar
quién o qué departamento de la Administración la llamó para darle la más
trágica de las noticias que puede recibir una madre.
Tampoco lo pudieron confirmar fuentes del entorno de Laureano Pardo, padre del joven y exmarido de Pilar Touceda. Se corrió el rumor de que la llamada procedía del Palacio de la Moncloa, y más concretamente de Vicepresidencia del Gobierno, pero tampoco hay confirmación oficial.
La madre relató en una improvisada conversación con
varios medios de comunicación a través del telefonillo de su domicilio,
tras confirmase que Alberto seguía vivo, que en un primer momento se
derrumbó y que el mundo dejó de existir para ella. «Fue horrible, una
novela de terror».
Pero la mujer aseguró que algo no le acababa de
cuadrar. Alberto Pardo vive en Estrasburgo, a unos 500 kilómetros de París, por lo que desde la familia en ningún momento se le vinculó con los hechos que conmocionaron al mundo. (...)
Tras la llamada «oficial» dando cuenta del fallecimiento y pasado el
shock inicial, la familia comenzó a llamar al móvil de Alberto. Sin
respuesta. Tampoco daba señales de vida su novia francesa, Camille,
a la que algunas fuentes llegaron a dar también por muerta. Al filo de
las cinco y media de la tarde se produjo el milagro.
Parece que el joven
dio señales de vida antes a través de Facebook que del teléfono móvil.
Una prima detectó que Alberto había entrado en su muro de la red social
-que apenas se había movido en los últimos meses-, y que, sin conocer la
trascendencia que tenía la noticia en España, desmentía irónicamente la
noticia.
La prima avisó a su tía y empezaron las llamadas. Hasta que la
madre pudo confirmar que estaba vivo en su casa de Estrasburgo. Y su
novia -que no respondía porque había ido a trabajar- también. Ambos
llevan varios meses sin acercarse a París, y el día del atentado estaban
a 500 kilómetros de la matanza.
«Por fin logré hablar con Alberto y le
dije que aquí todo el mundo le daba por muerto. No se lo creía. Y le
dije: ?hijo, entra en Internet que sale en todos los lados que estás
muerto?», relataba alborozada la madre. (...)" (Pontevedra / La voz, 16 de noviembre de 2015)
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