"«Yo nunca cobré de Banca Catalana. Vivía sobre todo del laboratorio y
de los dividendos de las acciones bancarias, aunque nuestro banco tenía
por norma repartir pocos beneficios.
Poseía un paquete muy importante
de acciones. Si hubiera vendido, me habría hecho muy rico, porque había
muchos compradores interesados en adquirirlas con sobreprecio. Pero yo
iba a las ampliaciones.
Aunque hubiera podido permitírmelo, nunca me he
comprado casas ni masías ni barcos ni cuadros. Todo mi dinero lo he
invertido en producir. El productivismo llevado al extremo.
Que conste que, de todo esto que estoy diciendo, se puede emitir un
juicio ambivalente.
No cobrar, no beneficiarse de las ventajas que
ofrece formar parte de la dirección de un banco, es muy simpático, muy
positivo, pero contiene un punto de idealismo que no sé si resulta bueno
hablando, como estamos haciendo, de altas finanzas».
Jordi Pujol, «Historia de una convicción. Memorias (1930-1980)» (1984)
No hay comentarios:
Publicar un comentario