"Varios diplomáticos especialistas en monarquías europeas creen que la decepción del joven monarca podría deberse fundamentalmente a tres causas: La falta de un jabalí de setecientos kilos trinchado y asándose en el hall del Congreso, la estrepitosa ausencia de doncellas vírgenes pululando entre los escaños del hemiciclo o la proverbial torpeza de Mariano Rajoy inclinando la cabeza ante los Reyes.
“Yo no sabía si me estaba haciendo la reverencia o
se había partido el cuello”, se lamenta Felipe VI. “Me dieron ganas de
arrancarle el corazón con una daga de oro y luego darle un bofetón”, ha
añadido Su Majestad.
Los especialistas en protocolo real
también barajan algunas otras circunstancias que podrían haber turbado
la alegría del nuevo Rey, como el malogrado detalle de los dos leones de
hierro fundido que custodian la entrada principal al Congreso y cuya
visión provocó a Felipe VI una gran contrariedad.
Al parecer, el monarca
ordenó expresamente que a los dos animales se les insuflara vida, y que
cada uno de ellos sostuviera en sus fauces a siete republicanos
desmembrados. (...)" (Rokambol news, 20/06/2014)
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