Los primeros síntomas que sobrevendrán,
advierten desde la Santa Sede, consistirán en una profunda tristeza,
desorientación general y diarrea. Más tarde, continúa informando el
portavoz del Vaticano, los fieles que sigan interesándose por las
conclusiones que podría acarrear el hallazgo de la partícula, perderán
los dos ojos simultáneamente, sufrirán la picadura de un mosquito
ponzoñoso y dejarán de articular el cuello con naturalidad.
Al parecer, la ceguera se producirá de
manera especialmente dramática, pues, según el Vaticano, “los dos globos
oculares saltarán al mismo tiempo de sus cuencas y, nada más caer al
suelo, correrán a coger el primer taxi que pase para llegar al
aeropuerto y tomar un vuelo intercontinental.
“La vista”, añaden, “ya no se puede recuperar jamás, a menos que se conceda una bula papal tras haber renegado de Higgs durante dieciocho días y dieciocho noches, y abonado treinta y siete mil euros en un sitio”.
“La vista”, añaden, “ya no se puede recuperar jamás, a menos que se conceda una bula papal tras haber renegado de Higgs durante dieciocho días y dieciocho noches, y abonado treinta y siete mil euros en un sitio”.
“El mundo lo creó Dios en siete días”,
señala el Pontífice, “y todo lo que sea crearlo en menos días,
amontonando partículas o mediante una explosión, es poco creíble”. Por
su parte, los científicos del CERN, el centro donde se están llevando a
cabo las investigaciones del bosón de Higgs, han denunciado al Vaticano
por sabotaje. Al parecer, varios sacerdotes suicidas intentaron
introducirse en el túnel del acelerador de hadrones con varias biblias
adheridas al cuerpo, con el objetivo de chocar contra las partículas." (Rokambol News, 06/07/2012)
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