"Una unidad móvil del SAMU se desplazó el
pasado domingo a un céntrico bar de Madrid, donde transmitían en cinco
dimensiones el partido de la final de la Eurocopa, para asistir a un
aficionado que repentinamente, y ante el estupor de los demás clientes,
dejó de sentirse español y miró hacia otro lado diferente del televisor
donde estaba teniendo lugar el encuentro.
En un primer momento, tanto su novia como los amigos que le acompañaban, achacaron el fenómeno a alguna cosa que podría haber comido, pero comenzaron a preocuparse al comprobar que no le estallaba el corazón de alegría con los dos primeros goles de la Roja.
Después de intentar reanimarlo propinándole unas pequeñas bofetadas y estrellándole en la cabeza una de las mesas de estilo rústico del bar se decidieron a llamar al servicio de urgencias aprovechando un momento en el que el balón no ofrecía peligro para ninguno de los dos equipos.
En un primer momento, tanto su novia como los amigos que le acompañaban, achacaron el fenómeno a alguna cosa que podría haber comido, pero comenzaron a preocuparse al comprobar que no le estallaba el corazón de alegría con los dos primeros goles de la Roja.
Después de intentar reanimarlo propinándole unas pequeñas bofetadas y estrellándole en la cabeza una de las mesas de estilo rústico del bar se decidieron a llamar al servicio de urgencias aprovechando un momento en el que el balón no ofrecía peligro para ninguno de los dos equipos.
El propio afectado, que llegó incluso a
despojarse de la peluca amarilla y roja que llevaba, tuvo momentos de
verdadera desesperación al no poder controlar su brutal desinterés por
la evolución del partido y, al parecer, vomitó una ración de bravas y
dos cañas mientras Jordi Alba marcaba el segundo gol.
Cuando llegó el SAMU, ya se había
producido el tercer tanto de la Roja, y su novia había decidido cortar
con él para poder contemplar, sin ataduras, el tiki-taka de la
selección. Sus amigos le repudiaron minutos más tarde.
El hombre, que seguía mirando hacia su interior en lugar de al televisor de 87 pulgadas, consintió finalmente en hablar con el médico de urgencias, y éste pudo diagnosticar que el desgraciado acumulaba ya siete recibos de la hipoteca impagados, cuyo valor ascendía a ocho mil cuatrocientos euros, además de haber perdido su sueldo de cuatrocientos euros hacía solo un par de semanas.
Después de que el facultativo le inyectase quince miligramos de nitroglicerina, el hombre todavía llegó a tiempo de disfrutar del cuarto gol y recuperar a su novia y a sus amigos, aunque explotó poco después, en veintisiete pedazos iguales, al resbalarse en el lavabo." (Rokambol News, 03/07/2012)
El hombre, que seguía mirando hacia su interior en lugar de al televisor de 87 pulgadas, consintió finalmente en hablar con el médico de urgencias, y éste pudo diagnosticar que el desgraciado acumulaba ya siete recibos de la hipoteca impagados, cuyo valor ascendía a ocho mil cuatrocientos euros, además de haber perdido su sueldo de cuatrocientos euros hacía solo un par de semanas.
Después de que el facultativo le inyectase quince miligramos de nitroglicerina, el hombre todavía llegó a tiempo de disfrutar del cuarto gol y recuperar a su novia y a sus amigos, aunque explotó poco después, en veintisiete pedazos iguales, al resbalarse en el lavabo." (Rokambol News, 03/07/2012)
No hay comentarios:
Publicar un comentario