En esa búsqueda por encontrarse a sí mismo y por entender el porqué de su éxito profesional, Guralnick relata cómo Elvis, tras un año de intenso estudio sin que Dios le ofreciera respuestas concretas, se enfrentó a Larry. "Tienes que dejar tu ego a un lado para dejar entrar a Dios, olvídate de los libros y del conocimiento y vacíate para que Dios pueda entrar en ti", le dijo su peluquero-gurú durante un viaje a Nuevo México.
Elvis aceptó la crítica con humildad y al rato, mientras conducía en silencio a través del desierto, creyó ver a Stalin dibujado en una nube. Paró el coche y gritó excitado: "¿Por qué Stalin, qué hace ahí arriba?". El rostro de Stalin se transformó en el de Cristo y ahí fue cuando Elvis creyó haber tenido su primer encuentro con Dios. "¿Qué pensarían mis fans si me vieran ahora?", le preguntó a Larry con lágrimas en los ojos. "Te querrían aún más". "Eso espero", contestó. ” (EL País, ed. Galicia, Domingo, 06/04/2008, p. 6/7)
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