10/8/20

Torra: la culpa del rebrote del covid es de los borbones... y de que todo me salga mal... y de que Junqueras no me quiera (y es más feo que yo)... ¡Borbones, culpables de tóo!

"El 12 de mayo del 2018 -durante el pleno que acabaría eligiendo a Quim Torra como presidente de la Generalitat- el portavoz de JxCat, Eduard Pujol, pidió “fair play” y que el Parlament no se convirtiera “en un plató de tele o en un corte de voz pensado para el telediario de las tres”. “No señores -remató-, basta de lodazal”.

Pues a fe de Dios -y soy agnóstico- que lo han conseguido: el Parlament de Catalunya -aquella institución cuya restauración reclamaban los catalanes tras la muerte de Franco- ha tocado fondo.

Éste sábado, la cámara legislativa ha aprobado con los votos de JxCat, Esquerra y la CUP una resolución presentada por el propio Eduard Pujol, Anna Caula y Carles Riera en la que “declara que Catalunya es republicana” y “no reconoce ni quiere tener ningún rey”.
Los que no se sienten republicanos -o hasta monárquicos- que se jodan. (...)

El texto adoptado considera también a los Borbones “una calamidad histórica”. Se han olvidado en esta ocasión una referencia a 1714. No en vano en TV3 siempre enfatizan que es Felipe VI. Pero recuerdan que su padre -el ahora desaparecido Juan Carlos I- “aceptó la sucesión del general Franco”. ¿De quién la iba a aceptar si España era una dictadura? ¿Del Espíritu Santo?

Denuncia la “connivencia de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial” con la monarquía y la “fuga consentida” del exmonarca. No voy a salir yo en defensa del rey emérito a estas alturas -un exjefe de Estado no puede desaparecer de esta manera- pero de momento no es huida aunque también lo diga TV3. No está ni procesado ni siquiera investigado.

Constata “el fracaso” de lo que siempre llaman despectivamente el régimen del 78 y de un “sistema autonómico fallido”, entre otras cosas. No es que el Estado de las Autonomías no tenga defectos -sobre todo en las partidas de gasto- pero si nos referimos a Catalunya es cierto que ya es una comunidad fallida. Sólo hay que valorar la obra de gobierno de Quim Torra y los disparates que dice.

A continuación ratifica la “voluntad expresada por el pueblo de Catalunya” de iniciar un camino hacia la “República catalana” en alusión a aquel aciago octubre del 2017.
Finalmente, en el último punto, acuerda notificar la resolución aprobada “por conducto oficial” a las Cortes “del Estado español”, la Comisión Europa, el Parlamento y la Comisión Europea. Se han dejado esta vez las Naciones Unidas.

Me recuerda aquella carta que envió Torra en semptiembre del 2018 a una treintena de jefes de estado y de gobierno pidiendo un “diálogo mediado” -supongo que con la presencia de algún observador internacional- para un “referéndum de independencia”.
Entre los destinatarios estaba Trump, el Papa e incluso el presidente de Andorra. No hay constancia de respuesta alguna -ni siquiera de Pedro Sánchez- a pesar de que pedía una contestación “lo antes posible”. Han pasado más de dos años. Lo digo para que vean el peso de Catalunya en el mundo y cómo se toman al presidente Torra entre los países serios.

Es cierto que lo aprobado por el Parlament es un brindis al sol que será invalidado por el TC porque no tiene competencias para debatir sobre la forma de estado. Lo único que pretenden ahora es alimentar el victimismo y la sensación de agravio.
También que es primer acto preelectoral de una campaña que se prevé dura y agria en la que se juegan no sólo la posibilidad de seguir dando la tabarra sino también las lentejas. Es decir, el dinero público en definitiva.

Pero es igualmente un nuevo paso en la degradación de las instituciones catalanas. Ya la tocó a la propia presidencia al elegir a un candidato que iba undécimo en las listas de su partido y que, a todas luces, el cargo le va no sólo grande sino hasta grandísimo. En el sector privado -del que él siempre presume proceder- yo lo habrían echado o sometido a un examen psiquiátrico.  (...)

Han echado por la borda el prestigio de la Generalitat -ninguna autoridad oficial ha recibido a Torra en Europa-, de la propia presidencia de la Generalitat e incluso ahora del Parlament en declaraciones imposibles y batallas estériles. Cuanta energía derrochada en tiempos de covid.

Pero lo peor de todo es que vuelven a empezar. No sólo no han aprendido nada de los daños causados hasta ahora -suspensión del autogobierno, bloqueo institucional, inestabilidad política, parálisis legislativa, inseguridad jurídica e incertidumbre económica- sino que anuncian a bombo y platillo que "ho tornarem a fer".

Lo he advertido con frecuencia deste mismo espacio, en twitter o hasta en mi canal de youtube: Catalunya se encamina hacia un conflicto civil de incalculabes consecuencias. Está por ver si será un conflicto enquistado o podemos llegar a las manos, incluso a la sangre. Sociedades tan polarizadas no avanzan.

El bando independentista no sólo no ha hecho autocrítica o propósito de enmienda -al menos en la estrategia- sino lo que es peor: sigue hablando en nombre de todos. Ahora aprueba solemnemente en el Parlament que todos somos republicanos y reafirma la “voluntad expresada por el pueblo de Catalunya” de avanzar “decididamente hacia el objetivo de la independencia” a pesar de que en el referéndum del 1-0 votaron dos millones de personas de un censo de 5,5. En dos elecciones sucesivas -las del 2015 y las del 2017- no ha superado el 47% de los votos. El conflicto está servido.

La lástima es que la degradación de las instituciones catalanas afecte también a la más importante de todas: aquella de la que emana la soberanía popular. En que se ha convertido una cámara legislativa cuya restauración se gritaba tras la muerte de Franco al grito de “amnistia, llibertat i Estatut d’Autonomia”. Pero lamento decir que todavía no hemos tocado fondo. En política todo es susceptible de empeorar."                 (Xavier Rius, director de e-notícies, 08/08/20)

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