"Llamarse Lenin de nombre de pila en España está prohíbido.
La razón es que invita a confusión, porque el "sentir popular" -errado-
piensa que es un apellido, aunque en realidad fue el seudónimo del
líder de la revolución rusa de 1917.
Este rocambolesco argumento
es el que esgrime el Gobierno en una respuesta parlamentaria por escrito
que ha enviado al diputado de IU Gaspar Llamazares,
que se había interesado por los motivos por los cuales los jueces del
Registro Civil prohíben en España la inscripción del nombre Lenin,
frecuente en América Latina, a un extranjero que obtiene la nacionalidad
española, obligándole así a cambiar su denominación de origen.
El Ejecutivo destaca que los que se llaman Lenin deben sustituir su nombre en
el registro por "otro ajustado a derecho", ya que el mote del líder
bolchevique infringe las normas del Registro Civil. En concreto, añade
la respuesta, "según doctrina reiterada de la Dirección General de los
Registros y del Notariado, están prohibidos los nombres que hagan
confusa la identificación de las personas".
Esta circunstancia
concurre "cuando el nombre pretendido puede ser confundido con un
apellido". Pero la realidad es que Lenin no era el apellido de Vladimir Ilich Ulianov, sino su sobrenombre. (...)
Pero para este contratiempo impuesto por la realidad tiene también
contestación el Gobierno: "Esta doctrina --la de que un nombre se
confunda con un apellido-- se extiende por identidad de razón a los
supuestos de hecho donde el nombre pretendido se identifica con un
seudónimo que para el sentir popular se puede entender como apellido
--independientemente de qué personaje en concreto ostentase tal
seudónimo--". (...)
Además, el Ejecutivo da una salida a los admiradores del
revolucionario ruso: "Cuestión distinta sería que lo que se tomara del
personaje histórico en cuestión fuera el nombre, en cuyo caso no habría
obstáculo legal". Llamarse Vladimir Ilich, entonces, sí es correcto, o
lo que es lo mismo, no está amenazado por algún sentir popular.
El diputado Llamazares recordó que en la actualidad son aceptados nombres de fantasía o históricos,
por lo que no entendía lo de Lenin. Desde 1977, la Ley suprimió la
referencia al nombre impuesto en el bautismo católico, y estableció la
libertad de imposición de nombres con el límite del "respeto a la
dignidad de la propia persona". O lo que es lo mismo, se prohibían los
nombres que, "por sí o en combinación con los apellidos, resulten
contrarios al decoro de la persona" (...)
La imposibilidad de llamarse Lenin ya estaba instalada en España en los
años treinta del siglo XX, como le ocurrió a un vecino de Lugo que quiso
llamar a un hijo como el líder ruso, y a la hija, Igualdad. El resultado, que Público contó en junio de 2011, es que el cura se negó a refrendar con agua bendita este bautizo." (Público, 10/03/2013)
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