"El mejor país del mundo no lo es por el todo sino por sus partes. Me
explico: como en España no se vive en ninguna parte y eso es gracias a
su clima, el más equilibrado del mundo, con las playas más frecuentadas
del mundo y un servicio de restauración y hostelería en la cúspide del
mundo.
Es normal que los extranjeros vengan a una nación que,
económicamente, jugaba en Champions y que ofrecía a sus residentes
foráneos las mejores urbanizaciones del mundo, con las más
espectaculares vistas al Mediterráneo del mundo, y una comida que no
tienen parangón, con el mejor aceite del mundo, que acompañado de una
tapita del mejor jamón del mundo y de las mejores gambas del planeta,
ofrecían magníficas sobremesas antes de los opíparos almuerzos de dieta
mediterránea, ya saben: la mejor del mundo, y una fiestas de pueblo y
sus posteriores rutas de marcha que son, ni que decirlo tiene, las
mejores del mundo.
En este contexto de número uno mundial, no había ni la menor duda:
todo se basaba en un pueblo, el español, que sabe pasárselo de miedo,
tal vez los que mejor lo hacen del mundo, con unas empresas envidiadas
por los países punteros que se financiaban gracias al sistema financiero
más sólido del mundo.
Y con tanta solidez y tanta presunción de
liderato, los dos mejores equipos de fútbol del mundo amenizaban
nuestras noches de fin de semana, y agradecidos estábamos de que el
mejor futbolista del mundo jugara en el mejor equipo del mundo, aunque
en este caso habría que considerar que los de la ciudad rival
consideraban que era el suyo el mejor equipo del mundo y que el mejor
jugador del mundo era el suyo.
Y el mejor lateral derecho, y el mejor
organizador del juego, y el mejor rematador del área.
Todo lo mejor estaba en España, como nos recordaban a menudo
políticos y periodistas, empresarios y vecinos barrigudos, somos los
mejores del mundo y ahí está nuestra historia, la más apasionante del
mundo, y nuestros líderes históricos, los mejores del orbe, y nuestra
juventud, la más preparada de esa historia que a su vez es la más
apasionante del mundo.
Tal vez por tanta magnificencia y tanto
ombliguismo nos estemos pegando el costalazo que nos estamos dando: el
más espectacular del mundo. Lástima que de todo lo anterior, lo único
cierto sea eso, el costalazo. Bueno: y Messi, pero resulta que es
argentino…" (Colectivo burbuja, 14/05/2012)
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