"A Anaïs Cijes, de 24 años, que estudia tercer curso de Trabajo Social en
la Universidad de Valencia, le han denegado la beca por ser demasiado
pobre. La resolución de su solicitud dice que no está suficientemente
acreditada “su independencia económica y/o familiar”.
Es decir, que el
órgano de la Universidad de Valencia que gestiona las becas no se cree
que pueda vivir por su cuenta —se independizó al alcanzar la mayoría de
edad— con los ingresos acreditados: 2.899 euros en todo 2010. Preguntada
sobre el mínimo que deben cobrar los solicitantes para que se considere
acreditada la independencia, Marisa Cotilla, de la Unidad de Becas de
la Universidad de Valencia, dice por teléfono que no lo hay, que es “el
sentido común” el que lo determina.
“Esto de la independencia económica
lo tenemos muy claro”, continúa Cotillo, “son muchos los casos como
este; nos llegan ingresos que están por debajo de lo que se supone que
pagan de alquiler, y luego hay que vivir...”. (...)
“Claro que hay situaciones injustas. Es muy ambiguo con cuánto se puede
vivir”, dice, y, más aún, en un contexto de crisis. Además, el margen
es muy pequeño, porque esos 2.899 euros no están tan lejos del límite de
renta que una persona puede tener para acceder a las becas más
cuantiosas: 3.771. (...)
A Cijews, el dinero que le aparece en la renta de 2010 (referencia
que se toma para las becas de este curso), esos 2.899 euros, sí le
llegarían para pagar los 175 euros mensuales de alquiler; comparte con
otras tres chicas un piso en un barrio humilde de Valencia, cerca de la
plaza de Xúquer.
Pero en realidad, ella vivió aquel año con más dinero,
pues tenía algo ahorrado y disfrutó de una beca de unos de 3.000 euros.
Pero no le dejan acreditarlo, asegura. “Me dijeron que no podía
alegar ni la beca ni lo que tenía ahorrado [con movimientos bancarios].
Pregunté si podía aportar mi contrato de trabajo actual, si podía usar
la declaración de mis compañeras de piso, pero me dijeron que no.
La
opción que me han dado es presentarme como dependiente de mi padre en
las alegaciones; en el Sindicato de Estudiantes me han dicho lo mismo.
No me queda otra, ya que 727 euros [lo que le cuesta la matrícula] es
mucho dinero para mí”, cuenta Cijes.
Cotilla, de la Unidad de Becas de la Universidad de Valencia,
asegura, sin apenas más explicaciones, que “la beca no puede contar como
renta”. (...)
Desde que se independizó, Cijes se ha mantenido gracias a algunos
trabajos y a las ayudas. “He comido pasta todos los días y he cenado
leche con galletas para poder estudiar”, explica. En el curso 2008-2009
no tenía medios para empezar la carrera, así que decidió trabajar a
jornada completa y ahorrar para poder hacerlo.
En el curso 2009-2010
empezó Trabajo Social y pidió la beca, para la que tuvieron en cuenta
sus ingresos de 2008: aparte de eximirle de pagar la matrícula, le
dieron una ayuda de algo más de 3.000 euros. Ese dinero le permitió
bajar el ritmo de trabajo para concentrarse más en los estudios.
En el curso 2010-2011, el pasado, al pedir la beca tuvieron en cuenta
lo que Cijes ganó en 2009, aquel año que pasó trabajando para ahorrar:
como ingresó más, no tuvo que pagar matrícula, pero solo le dieron 240
euros para material académico, lo que le obligó a volver a aumentar sus
horas de trabajo; ya no sacó tan buenas notas.
Y este curso,
directamente le han denegado la ayuda por no creerse su independencia
económica en 2010... “Si trabajo mucho me penalizan, si trabajo poco no
se lo creen; no puede ser...”, se indigna. (...)
“Yo nunca le pido dinero a mi padre [vigilante de seguridad] porque
tiene una hipoteca muy grande”. Su madre y su hermana viven en Francia, y
tampoco a ellas les pide ayuda." (El País, 18/03/2012)
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