" En medio de este panorama desolador, surge una noticia defendida y
difundida por la televisión oficial siria. Al parecer, el Fútbol Club
Barcelona está mandando instrucciones a los traficantes de armas que
abastecen a los rebeldes.
Y no lo hacen con palomas mensajeras, mensajes
codificados de la máquina Enigma ni sofisticadas aplicaciones vía
Internet. El Barça recurre a lo que mejor sabe hacer: jugar al fútbol.
Al parecer, muchas de sus jugadas, si no todas, trazan con exactitud las
vías de penetración de las armas en territorio sirio.
El refinamiento
del método de Pep Guardiola, que haría las delicias de Georges Perèc, es
tal que el balón representa el cargamento, y si Leo Messi lo envía al
fondo de las mallas del contrario el mensaje está muy claro: el material
ha sido entregado.
Ya sospechábamos que el fútbol no era un inocente juego de pelota
pero esto nos obliga a reflexionar en profundidad. Por lo pronto, a
partir de ahora, ya no podemos pensar que cuando un jugador dice alguna
sandez del tipo “si marcamos un gol más que el contrario, ganamos el
partido” es porque no tiene muchas luces: es muy probable que esté
alertando de un nuevo envío que se codificará en el próximo encuentro
retransmitido por televisión.
Pero si las evoluciones sobre el césped de
un equipo sirven para armar a un ejército rebelde, también servirán
para muchas otras cosas. La saludable marcha del Celta y el Deportivo
hacia la Primera División puede estar basada en los mensajes ocultos que
sus respectivos entrenadores deciden sobre la pizarra durante los
entrenamientos.
Debemos estar atentos porque ahí pueden estar tanto los
planes de Feijóo para los recortes venideros como el uso que se le vaya a
dar a ACDC (A Cidade Da Cultura), los planos de una urbanización de
lujo en O Morrazo, la ubicación de parques eólicos o los organigramas de
altos ejecutivos de la banca y sus respectivos sueldos e
indemnizaciones.
Reconozcamos nuestro error: hemos infravalorado al deporte rey. Los
carísimos informes de Urdangarín para equipos de fútbol valían lo que
costaban porque contenían esas claves que ha descubierto el Gobierno
sirio.
No hay que apostar pues por el ascenso tan solo de Celta y Depor:
Galicia tiene que colocar en Primera también al Lugo, al Ourense, al
Rácing y al Compos (la Ponferradina podría ayudar asímismo) para urdir
un sistema de comunicaciones secretas que nos permita operar en los
grandes foros económicos internacionales, diseñar nuevas rutas de pesca
sin necesidad de negociar con Marruecos o localizar incendios.
Un
sistema, en definitiva, que nos dé la ventaja de actuar ocultos a los
ojos de nuestros rivales económicos y políticos y nos convierta en un
país independiente antes de que el BNG y sus escisiones, distraídos con
sus cuitas como están, se den cuenta." (El País, 23/03/2012)
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