“Llegamos a una realidad muy diferente de lo que se contaba en Villalba en mi niñez, que se definía a un cura diciendo que era un señor a los que los fieles llamaban padre y los hijos tío. Y los obispos lo mismo, pero en tecnicolor. Más tarde, ya de mayor, cuando a los tonsurados (entre ellos, mi hermano Xosé) les dio por contraer matrimonio, se empezó a notar que la gente se casaba menos, y los únicos que lo hacían eran los ministros del Señor.” (RAMÓN CHAO: Adiós a los sacramentos. El país, ed. Galicia, Galicia, 13/02/2008, p. 4)
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